Madrid - Publicado el - Actualizado
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En ciudades como Burgos se ha constatado su peligro y se han suprimido o modificado algunos tiempos de esos semáforos
¿Quién no se ha llevado un susto al cruzar por un paso para peatones regulado con un semáforo, sobre todo en calles con varios carriles o en la salida de una rotonda? ¿Y cuando hay un giro a la derecha? En todas estas situaciones la prioridad es del peatón. ¿Cuál es el problema entonces? Que con frecuencia se simultanea esa luz verde para los peatones con otra fase ámbar parpadeante para vehículos. Y, aunque la prioridad es de quienes van a pie, los conductores lo olvidan con frecuencia y tienden a acelerar, con el consiguiente peligro de atropello.
Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2020, 35 peatones murieron y 198 fueron hospitalizados tras ser atropellados en un paso con semáforo. En 2019 (último sin pandemia), esas cifras fueron aún mayores: 47 fallecidos y 317 heridos hospitalizados. Según datos que maneja el ETSC (European Transport Safety Council), entre 2010 y 2018, más de 51.000 peatones murieron en carreteras de la Unión Europea.
SOLO EN ESPAÑA
Safer Roads Foundation (SRF) ha puesto el foco sobre el peligro que generan estos cruces. Esta fundación británica observó en Reino Unido un tipo de semáforo (denominado “Pelican”) con secuencia en ámbar parpadeante para los conductores que resultaba muy peligroso para los peatones. Tras presentar las conclusiones de sus investigaciones al Departamento de Transporte, logró que se modificara la normativa. “En muchos casos, en Londres se han cambiado a formatos de secuencia rojo y verde, con indicadores de cuenta regresiva para peatones”, señala Michael Woodford, presidente de SRF.
Ahora miran a España, que, según señalan, es el único país del mundo que sigue teniendo esa fase ámbar intermitente para vehículos coincidente con la verde para peatones. “Que un niño, siguiendo correctamente la instrucción de “hombre verde” para cruzar, pueda morir debido al ámbar intermitente es tremendamente preocupante”, añade Woodford.
En SRF creen que la solución para estos pasos es cruzar en dos etapas separadas: “Donde ya está dividido en esas dos etapas, casi todos permiten reducir los tiempos para los peatones y así eliminar el tiempo de ámbar parpadeante para los conductores. Debemos evitar la situación de tener peatones cruzando con “hombre verde”, mientras los vehículos inician la marcha al ver la luz ámbar parpadeante”, explica el presidente de SRF.
Antes de presentar sus propuestas en España, SRF encargó a GEA21, consultora especializada en movilidad, el estudio de dos puntos concretos con este tipo de semáforos: la glorieta Jorge Luis Borges en Burgos y la Avenida de la Unión Europea en Benidorm (Alicante). Miguel Mateos, responsable de ese informe, apunta que en ambos casos se constató peligro de atropello para los peatones, por lo que se recomendó “suprimir o modificar algunos tiempos de esos semáforos”. En Benidorm, el informe apunta que “el comportamiento de los conductores provoca un riesgo continuado de accidente. En particular en un contexto de cambio en la movilidad, con mayor presencia de bicis y patinetes”. Por ello, la principal recomendación es “mantener el semáforo vehicular en rojo durante toda la fase verde peatonal”.
En Burgos se hizo una recomendación similar y se rechazó que esa medida afectara al tráfico, ya que, “durante los períodos punta, cuando la fase ámbar parpadeante no está operativa, el volumen de tráfico circulante por la rotonda es manejable, por lo que es de esperar que también sea así durante los periodos con menor intensidad de tráfico” (ver recuadro).
MENSAJES CONTRADICTORIOS
Ana Blanco, subdirectora adjunta de Circulación de la DGT, señala que el problema de estos cruces es que se envían “mensajes contradictorios”, debido a la “coincidencia de la fase verde de peatón, en la que tiene prioridad, con una fase ámbar intermitente, que permite el paso de vehículos, creando una situación de peligro para los más vulnerables”. Según subraya Blanco, preocupa “especialmente” la vulnerabilidad de menores y mayores en estas situaciones. El riesgo es aún mayor si hay vehículos de gran tamaño (furgonetas, camiones, autobuses...) cuyo volumen impide ver que hay peatones cruzando.
En la idea de mensajes contradictorios coincide Ignacio Peces, antiguo miembro de la Asociación de Madres y Padres del CEIP Rufino Blanco, de Madrid, quien hace años elaboró un informe sobre los semáforos que rodeaban el centro educativo, algunos de ellos con fases simultáneas de verde para peatones y ámbar parpadeante para vehículos. “Se producen situaciones equívocas ?asegura? porque cruzan niños y porque los coches ven el ámbar y consideran que pueden pasar. Esto también es peligroso en los entornos de los centros de mayores, por ejemplo”.
¿QUÉ HACER?
Sin descartar futuras decisiones, Ana Blanco señala que, desde la DGT, ya se han planteado recomendaciones para mejorar la seguridad en estos pasos. Por ejemplo, no usarlos en tramos fuera de intersecciones ni los que tienen giros a la derecha para los vehículos en vías con más de un carril. En estos casos, la fase verde de peatón debe
coincidir con la roja para los vehículos.
En cuanto a los giros a la derecha para los vehículos en vías de un único carril por sentido de circulación (ver recuadro), podrá conservarse la fase verde para los vehículos y la ámbar para los peatones, pero manteniendo durante al menos 5 segundos la fase roja para los vehículos y la verde para los peatones. Otra solución, añade Ana Blanco, sería sustituir por contadores la fase verde intermitente para los peatones. Y si la demanda peatonal es inferior a 150 peatones/hora, lo aconsejable es habilitar semáforos con pulsador.
En Barcelona, han detectado otra casuística que sí está contemplada en el Reglamento General de Circulación (artículo 65.b). Se concreta en los entre 3.000 y 4.000 cruces semaforizados con giro a la derecha, con fase verde para los peatones y ámbar para los vehículos que existen según Roberto Ríos ?director de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona? en la ciudad condal. Como solución, han sustituido la fase de ámbar intermitente para vehículos por otra roja (en zonas más ‘conflictivas’, como entornos escolares). Esta medida, explica Ríos, afecta a la fluidez del tráfico, ya que, en caso de que no haya peatones cruzando, los vehículos no pueden continuar la marcha, lo que impide o dificulta otros movimientos. Por eso, “no es factible en cruces complejos y suele implicar tiempos reducidos de semáforo verde y tiempos de espera mayores para los peatones”, añade.
También se han planteado cambios en el significado de los semáforos peatonales, “para indicar al peatón de manera diferenciada cuando tiene paso libre, sin fase compartida con los vehículos”. Pero eso requeriría cambios normativos y de aspectos técnicos.
En opinión de Ríos, el mejor camino es “incidir en la concienciación de los conductores” y recordarles que cuando giran hacia otra vía no tienen prioridad frente al peatón: “Con esta concienciación mejoraría la seguridad en este tipo de pasos, mientras que con actuaciones puntuales se mejora la seguridad en los pasos donde se actúa”.
Burgos ha eliminado la fase ámbar para vehículos en diez intersecciones de la ciudad y está estudiando algunos puntos más. Por ejemplo, en la glorieta de Jorge Luis Borges, explica Ángel Barrio, responsable de la Unidad de Tráfico del Ayuntamiento, se eliminó la fase ámbar para vehículos (coincidente con el verde para peatones), aunque no todo el día: “Cuando hay gran congestión de tráfico en la zona, recuperamos el ámbar intermitente por seguridad del peatón. Esto ocurre en las horas de entrada y salida de varios colegios de la zona”.
Barrio asegura que tras el cambio se registró un aumento de la siniestralidad (entre el 7 y 8%), choques ”de poca importancia” entre vehículos. En su opinión, los conductores aún no se han familiarizado con la modificación.
En este sentido, Adolfo Díez, concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Burgos, subraya que el parón por la pandemia les permitió evaluar bien esta medida antes de implantarla. De hecho, durante un tiempo, se estableció para los vehículos una fase breve (de 9 segundos) con el semáforo rojo antes de volver al ámbar que solía funcionar.
Díez valora de forma muy positiva el trabajo con la Fundación SRF para este cambio en los semáforos y reconoce que la bajada de la velocidad en las ciudades ha sido decisiva: “Tras el límite de 30 km/h en muchas vías urbanas, muchos conductores han corregido sus conductas. Además, en caso de atropello, las lesiones son mucho menos graves”.
Para más información consulta la web de la DGT.
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