El duro testimonio de una madre ucraniana: “Salimos del sótano porque solo podíamos morir de hambre y sed”
Svitlana Pliuiko, ucraniana residente en España, ha relatado en 'El Cascabel' de TRECE la dura historia de la familia de Mariúpol que ha acogido en su casa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La invasión de Rusia a Ucrania continúa y todavía son muchos los refugiados ucranianos que cruzan nuestras fronteras buscando un lugar seguro para sus familias. Este es el caso de Marina que, junto a su marido y sus dos hijos, ha llegado a Úbeda, Jaén, donde ha sido acogida por Svitlana Pliuiko, una amiga de la infancia. Svitlana lleva 11 años en España y su marido es instructor de la Guardia Civil. Gracias a la gestión de la Hermandad de Amigos del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil ha podido recibir a esta familia ucraniana.
Marina no habla español, pero su amiga Svitlana ha relatado el infierno que han tenido que vivir en Mariúpol antes de arriesgar sus vidas y llegar a España: “Me ha contado cosas horrorosas. No sé cómo pueden vivir eso y luego seguir adelante, pero tiene que seguir adelante por sus hijos”.
Con un niño de 11 años y una pequeña de cinco, Marina y su marido permanecieron más de un mes encerrados en un edificio a salvo de las bombas: “Salieron después de pasar 40 días en un sótano, cuando ya solo podían morir de hambre y sed. Estaban en el sótano de un edificio y la comida estaba guardada en los pisos, pero cuando no hacía frío la comida se empezó a pudrir”. También comenzaron a tener problemas con el agua: “Cuando el agua empezó a faltar comenzaron a robar agua de otros pisos y llegó el momento en el que rompieron los radiadores para poder dar de beber a los hijos hasta que no quedó nada de agua ni comida y tuvieron que arriesgarse”.
Ese riesgo que corrieron las 70 personas que se encontraban en el interior de ese edificio en Mariúpol supuso tener que recorrer siete kilómetros corriendo, arriesgando sus vidas hasta llegar a la orilla del mar de Azov donde fueron retenidos en un campo de refugiados: “Estuvieron interrogando a los hombres y ellos esperaban al veredicto. Allí estuvieron cerca de dos semanas”
Finalmente, y con ayuda de varios contacto y amigos, comenzaron el trayecto hasta España, pasando por San Petersburgo, Estonia, Varsovia… hasta llegar a Madrid. Aquí, en España, pudo reencontrarse con su amiga de la infancia, pero ambas dejan atrás a sus padres y hermanos: “Hemos hablado con ellos y no hay vida allí, no hay nada. Nuestros padres no pueden salir de allí porque son hombres. Si salen tiene que ser de forma ilegal y nunca podrán volver a Ucrania porque les juzgarán por traición y 10 años de cárcel”, relata Svitlana con dificultad para contener las lágrimas.
Dale al PLAY para escuchar el testimonio completo de Svitlana y Marina.