Vuelve a ver la Santa Misa presidida por el Papa Francisco desde el Estadio Neo GSP de Chipre
La Celebración Eucarística fue presidida por el Papa Francisco y concelebrada por el card. Béchara Boutros Raï y por Mons. Pierbattista Pizzaballa
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Ya puedes volver a ver en TRECE la Santa Misa desde el Estadio NEO GSP de Chipre presidida por el Papa Francisco que se ha celebrado este viernes, 3 de diciembre, en el marco de su 35º Viaje Apostólico.
El Santo Padre desarrolló su reflexión durante la Homilía, deteniéndose en tres pasos del encuentro que, en este camino de Adviento, “pueden ayudarnos a acoger al Señor que viene”. Francisco invitó a renovar la confianza en Jesús porque su luz “es más grande que cualquiera de nuestras tinieblas”.
La Santa Misa fue presidida en latín por el Papa, y concelebrada por el Patriarca de Antioquía de los Maronitas, el card. Béchara Boutros Raï; y por el Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, quien dirigió un saludo al inicio de la celebración. Alrededor de 10 mil personas participaron en la Santa Misa, entre ellas el presidente de la República de Chipre.
El Santo Padre subrayó durante la homilía que “si permanecemos divididos entre nosotros, si cada uno piensa sólo en sí mismo o en su grupo, si no nos juntamos, si no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos curar la ceguera plenamente”.
“La curación llega cuando llevamos juntos las heridas, cuando afrontamos juntos los problemas, cuando nos escuchamos y hablamos entre nosotros: es la gracia de vivir en comunidad, de comprender el valor de ser comunidad. Pido para ustedes que puedan estar siempre juntos, siempre unidos; seguir adelante así y con alegría, hermanos cristianos, hijos del único Padre. Y lo pido también para mí”, dijo el Papa.
Vivir con alegría el anuncio liberador del Evangelio, aseguró Francisco, “no se trata de proselitismo, sino de testimonio; no es moralismo que juzga, sino misericordia que abraza; no se trata de culto exterior, sino de amor vivido”. He aquí que animó a los chipriotas, tras haber manifestado su alegría por ver cómo viven el Evangelio, a seguir adelante y a renovar el encuentro con Jesús, saliendo “sin miedo” para testimoniarlo, llevando “la luz” recibida para “iluminar la noche que a menudo nos rodea”.