"La victoria de Trump nos muestra que la realidad no se puede simplificar con clichés ideológicos"
José Luis Pérez, director de 'TRECE Al Día', desmonta algunos clichés que explicarían por qué Trump ha arrasado en las elecciones de Estados Unidos
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Se suponía que a estas horas todavía íbamos a estar contando votos. Incluso decían que lo íbamos a tener que estar haciendo durante meses. Y, sin embargo, a estas alturas ya no hace falta que les diga que Trump ha arrasado en las elecciones de Estados Unidos. Pero entonces, ¿a partir de ahora qué? ¿No vamos a poder venderles ni un solo coche ni un litro de aceite a Estados Unidos porque nos van a freír a aranceles? ¿Estados Unidos va a dejarnos tirados como socios de la OTAN? ¿Se va a acabar la guerra de Ucrania porque Trump le va a regalar parte de ese territorio a su amigo Putin? La realidad es que no podemos responder todavía a ninguna de esas preguntas. Aunque todas ellas, de un modo u otro, todo eso que decíamos en realidad han sido promesas de Trump durante la campaña.
Pero predecir el futuro es muy complicado. Hay quienes no tienen tantas prevenciones y si no lo pueden predecir, porque no se puede, se lo inventan. Y ya están diciendo que Trump en realidad lo que ha prometido es poco menos que acabar con la democracia en Estados Unidos. Jugar a adivinos siempre es una temeridad, pero quizá especialmente en este caso dada la manifiesta inestabilidad política y emocional del personaje en cuestión. Fíjense si es impredecible el tipo que tras su primera victoria, medio mundo, pronosticaba entonces que nos iba a llevar a una tercera Gran Guerra por Corea del Norte y acabó haciéndose amigo del dictador de aquel país.
No, es pronto y sobre todo es temerario hacer pronósticos de cómo va a ser la segunda estancia de Trump en la Casa Blanca. Pero para lo que sí que sirve ya esa rotunda victoria de Trump en las urnas esta noche es para desmentir algunos clichés. Por ejemplo, el de que se puede pasar de ser una vicepresidenta desconocida a una candidata triunfadora. Kamala Harris en realidad ha empeorado todos los resultados de su antecesor. Otro cliché muy repetido de esta campaña, que también ha quedado desmentido, que Harris era una especie de muro de contención para defender a la democracia de las insinuaciones de Trump. Este cliché ha sido desmentido por el silencio de una Kamala Harris que hizo comparecer a uno de sus jefes de campaña para decir esta madrugada que todavía se estaban contando los votos y que tenían que vigilar, que se contaran todos y que se escuchara a todos. Un discurso que hubiera aplaudido cualquier fan de Trump. Y otro mito que se desmiente. Si la economía va bien en los grandes números, el candidato que gobierna lo aprovecha. Harris presumía de sus grandes números que es verdad que son buenos en la economía de Estados Unidos, pero que en realidad no han llegado ni de lejos a los bolsillos de unas familias que siguen esquilmados por las subidas de precios de hasta 20 puntos.
Más clichés que se vienen abajo. A Trump, al que aquí llamarían facha y filofascista, a Trump le han votado fundamentalmente entre la clase trabajadora de Estados Unidos y ha arrasado, aunque le han llamado racista, ha arrasado entre los hispanos. ¿Cómo es posible? Pues porque para los hispanos que votan en Estados Unidos y que, por tanto, ya son reconocidos, a ellos no les interesa que entren en el país sus iguales, incluso aunque fueran sus familiares, porque sienten que son los hispanos que llegan los que les quitan el trabajo a los hispanos que están. Esto no es cuestión de que guste o no, que no gusta, es que es la realidad de cómo votan.
Trump tendrá en sus próximos cuatro años en la Casa Blanca aciertos y errores, como es natural. Pero de momento su victoria debería servir para darnos cuenta una vez más de que la realidad es demasiado compleja como para interpretarla, o más bien como para simplificarla con las riendas de los viejos clichés puramente ideológicos que tan aparentemente sencillo hacen para algunos al menos caminar exclusivamente por su mundo sin darse cuenta de que hay otros muchos mundos más allá del propio.