José Luis Pérez: "¿Qué credibilidad tiene quien se pasa al partido al que ha llamado 'tontos útiles'?"

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Bueno, esa es una de las primeras interpretaciones que vienen a la cabeza: “Ángel Garrido es un tránsfuga porque fue presidente autonómico con el PP, no siguió, aceptó ser candidato a las europeas y ahora se va a Ciudadanos. ¡Tránsfuga!

Hombre, los puristas dirían que tránsfuga, tránsfuga, no se le puede llamar a Garrido. Porque en puridad transfuguismo es el que se va de un partido y se lleva el cargo (de concejal, de diputado, de lo que sea…)… y Garrido en realidad no se ha llevado del PP… porque no tenía ya nada que llevarse.

Tránsfuga” es una de las primeras interpretaciones. Otra: “Esto de Garrido es un golpe de efecto de Ciudadanos”. “Golpe de efecto”. “Jugada maestra de Rivera”. ¿Realmente lo es? Hombre, si lo vemos con los ojos de ahora mismo, sin duda: lo es.

En medio de una campaña, a 4 días de unas elecciones en las que ciudadanos le disputa voto a voto al PP, con el cuchillo entre los dientes… ahora que se quiere construir el “relato” (esta es la palabra comodín: usted habla con un político y lo primero que le dice es “la clave es el relato” les sirve tanto para la campaña como para la lista de la compra). Pero ahora que se trata de construir el relato de que el PP está en descomposición, pues llevarse a un expresidente suma puntos…

“Golpe de efecto”… no sé si tanto “jugada maestra”, pero desde luego sí se puede hablar de “golpe de efecto. “Golpe de efecto”… si lo miramos con los ojos de hoy, claro. Porque en el fondo, lo de hoy, lo del fichaje de Garrido por Ciudadanos (pueden olvidarse aquí de las siglas, porque hay combinaciones de todos los colores) es la puesta en escena de uno de los principales problemas que aquejan a nuestra clase política.

Que no es el transfuguismo, es el cortoplacismo. Porque, ¿cuál debería ser el principal patrimonio de un político? Aquel al que no renunciaría por nada, ese valor que no cambiaría por nada. Parece que un político a lo ultimo que debería renunciar es a su credibilidad, ¿no? Sin credibilidad, no hay paraíso... en las urnas.

¿Y qué credibilidad tiene quien se pasa al partido al que ha llamado “populista”, a los que ha definido como “tontos útiles”, de los que ha dicho que son “oportunistas, incoherentes, adictos al juego sucio”? Porque todo eso les ha llamado Garrido a sus nuevos compañeros de Ciudadanos.

¿Golpe de efecto? ¿Jugada maestra? Hoy sí pero, ¿y mañana?

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