Hoy es el día para insistir en que España no se rompe a pesar de Pedro Sánchez. La democracia española tiene instrumentos suficientes para defenderse como la sentencia del Supremo. Entonces, ¿cuál es la gravedad del empecinamiento del Gobierno en concederles el indulto a pesar de los informes del Tribunal Supremo?
La gravedad es que ahora es Sánchez quién asume el lenguaje de los independentistas cuando dice por ejemplo el presidente que cumplir una sentencia, nada menos que del Supremo, es caer en el revanchismo o en la venganza.
Pero incluso es más grave el otro argumento que utiliza para hacernos asumir que va a conceder ese indulto. Viene a decir que ahora en el Congreso es mayoría en el número de diputados. Lo grave es que eso permitiría cualquier otra de las reivindicaciones de los independentistas. Si el presidente del Gobierno cambia de criterio en torno a la amnistía la puede llevar al Congreso. Y efectivamente, sería mayoría. O un referéndum pactado. Es en eso en lo que está pensando Sánchez. El problema es que cada vez es más difícil diferenciar lo uno de los otros.
Sánchez allana el camino a los indultos: “Hay un tiempo para el castigo y para la concordia”
Llegaba con solemnidad pacifista Pedro Sánchez al Congreso para la sesión de control de este miércoles y portando la carpeta abierta de par en par con el posible indulto a los presos del ‘procés’. Y lo hacía, además, con la seguridad del típico amigo que arma el relato en su beneficio propio. Porque en eso ha consistido la estrategia de viraje y transformación del discurso del Gobierno en esta materia. Del acatamiento de la sentencia contra los independentistas en la cárcel y “su íntegro cumplimiento” ha pasado a abrir la puerta a los indultos y su Ejecutivo insta a verlo “con naturalidad”.
Ayer allanaba el camino en Bruselas y este miércoles, en sede parlamentaria, ha dejado al toro en suerte. El Gobierno ha decidido transitar por la sinuosa vía del indulto a los presos independentistas. Veremos de qué manera, pero el Ejecutivo ya prepara la asimilación de su relato a base de fuerza y presión en la opinión pública.