De repartir 200 comidas a preparar 900: así trabaja el comedor de la Parroquia San Ramón Nonato

Los comedores sociales se han convertido una alternativa para mucha gente que estos días no podría tener acceso al alimento si no fuera por los servicios que prestan diferentes entidades. De hecho, se ha triplicado el número de personas que acuden a ellos en muchas zonas de nuestro país. Para muchos, es la primera vez que se ven avocados a estos servicios, y en muchos casos, es un primer paso complicado, ya que los perjuicios y la vergüenza afloran. La mayoría de estas personas son trabajadores en paro o ERTE, familias monoparentales, inmigrantes o personas de la tercera edad que tampoco puede hacer frente la situación.

El comedor de la Parroquia San Ramón Nonato de Madrid ha pasado de preparar 200 comidas a repartir más de 900 en esta crisis. Para atender esta nueva demanda, han hecho falta nuevos voluntarios. La mayoría con un perfil muy joven. José Manuel Horcajo es el párroco de esta iglesia, y con él hablamos en "TRECE al día". "Con la llegada de la crisis de coronavirus, nos vimos desbordados, y nos hemos ido adaptando a las circunstancias para sobre todo lograr que no tuvieran que esperar durante tanto tiempo, intentar atenderles con la mayor dignidad posible". José Manuel señala que "hemos ido adoptando técnicas de protección tanto en la cocina como en la distribución para evitar el contacto". El párroco explica que los jóvenes han estado muy presentes y motivados. "Hemos contado además con personas que estaban alojados en nuestros hogares y que también se han convertido en voluntarios, cocinando y atendiendo el comedor".

Junto a la comida, el pago del alquiler es otra deuda a las que muchos no pueden hacer frente. "Algunos han llegado con los propietarios a un acuerdo de espera, pero a otros les quieren echar a la calle. En ocasiones, no hay ni contrato y se encuentran en riesgo. Hemos tenido que volver a abrir los hogares de acogida y ya tenemos lista de espera"