Sofía, la joven que dedicó sus vacaciones de Semana Santa a ayudar a ancianos en una residencia
En esta cuarentena, Sofía ha elegido pasar la cuarentena en una residencia de ancianos a pesar del riesgo que eso conllevaba
Madrid - Publicado el - Actualizado
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‘TRECE al Día’ ha estrenado nueva sección: “Almas frente al coronavirus”. En ella descubrimos las elecciones valientes, virtuosas y dignas de admiración que tomaron personas sencillas de nuestro entorno en momentos difíciles. Esas personas se merecen el reconocimiento de todos y la valoración de sus bondadosos actos.
Conoce la historia de Sofía, quien dedicó su Semana Santa a los ancianos de una residencia
Esta conmovedora historia llega hasta TRECE de la mano del capellán de la Orden de Malta, Don Manuel Fanjul. Él nos cuenta por qué Sofía decidió arriesgar su salud para pasar la Semana Santa en una residencia. “La Orden de Malta tiene una residencia de ancianos en la que se necesitan personas que acompañen y sirvan a los ancianos que allí viven”, explica el padre Fanjul. Ante esta situación, Sofía decide irse a la residencia para acompañar a los mayores en una fecha tan importante como es la Semana Santa.
Sofía encontró la motivación para dar ese valiente paso al ver todo lo que estaba ocurriendo en las residencias, al ver cómo los ancianos estaban solo. “Pensaba en la Semana Santa, que para mí es algo muy especial y es un momento tan importante lleno de amor y de cariño… Pensaba en los mayores, en esas personas que iban a estar sin sus familias y la verdad es que dije: pues me voy a estar con ellas”, confiesa la propia Sofía, quien además pudo ayudar en la residencia con sus conocimientos como farmacéutica.
¿Cómo fue la Semana Santa de Sofía en la residencia durante el confinamiento?
“El regalo me lo han dado a mí. Con una muestra de cariño tan sencilla ellos te lo agradecen con el corazón y con esa mirada tan cercana… Es como un abrazo”, afirma Sofía con una gran sonrisa. Al principio la voluntaria no sabía muy bien cuáles serían sus funciones en la residencia, pero tenía claro que iba a transmitir amor y cariño a los ancianos. Durante el tiempo que estuvo con ellos realizó actividades para entretenerles, poder llevar a cabo una Semana Santa lo más perecida a la de cualquier año.
El gran amor que el alma de Sofía transmite fue superior a todos los mensajes de amigos y familia que le aconsejaban que no lo hiciera. Las residencias de ancianos han sido los lugares más castigados por el terrible coronavirus y al entrar en una de ellas Sofía corría el riesgo de contraer la enfermedad. “Me fui con una amiga y las dos sentíamos que teníamos que hacerlo. Volvería a hacerlo sin pensarlo, con los ojos cerrados” afirma la voluntaria.