Pablo López y Malú brillan con luz propia en 'La Noche de CADENA 100'

Los conciertos de CADENA 100 se han consolidado en nuestro país como citas ineludibles donde el mayor talento musical español se da cita para mostrar lo mejor de sí mismo. Este sábado, la última edición de 'La Noche de CADENA 100' no fue una excepción. 10.000 personas en el Wizink Center de Madrid y millones a través de la televisión, COPE.es y CADENA100.es, pudieron vivir en directo una nueva velada con la mejor música, de la mano de los artistas de mayor renombre del panorama musical español y los talentos emergentes más destacados. Una noche llena de momentos épicos, diversión y emoción contenida que llevaron al público a vivir una cita imborrable, donde la solidaridad y el apoyo a los más necesitados también estuvieron muy presentes. [Vuelve a ver íntegramente el concierto de 'La Noche de CADENA 100']

Rosana, toda un símbolo de nuestra música, fue quien abrió el bloque de actuaciones con "No olvidarme de olvidar", uno de sus últimos éxitos. La artista canaria echó mano de nuevo de su arrollador magnetismo para emocionar con una actuación llena de fuerza y mucho corazón. Después, brindó un dúo con la boy-band madrileña Atacados, el último ejemplo del irrefrenable despunte de grupos españoles que poco a poco se van haciendo un hueco en el panorama actual. El pop fresco de Lagarto Amarillo y la electrónico de Reyko demostraron también en 'La noche de CADENA 100' que la música explora otras vías para cautivar a un público que también demanda nuevas fórmulas. 

Cuatro artistas del espléndido cartel fueron, sin embargo, los grandes reyes de la noche. Pablo López, tal vez ahora el artista de mayor renombre en el panorama actual español, enmudeció a todos con una imperiosa intepretación al piano de "El patio" y un breve repaso a otros grandes éxitos de su carrera. El piano también fue protagonista en la intervención de Malú, una de las más recurrentes en 'La noche de CADENA 100', para rescatar su ya mítico "Aprendíz" en una versión intimista y totalmente rompedora. Antes, ya se ganó al público con su último gran éxito: "Invisible". 

Pero a quien la audiencia esperaba con mucho anhelo fue a la pareja formada por Amaia y Alfred, la ganadora y el cuarto finalista de "OT 2017", que representará a España en Eurovisión el próximo 12 de mayo. El dúo, la gran sensación del momento, provocó una reacción entusiasta del público y tanto Amaia como Alfred detuvieron el tiempo interpretando de forma delicada la canción que les unió, "City of Stars", y la que les va a llevar a cantar ante más de cien millones de espectadores en Lisboa: "Tu canción". Al término de la actuación, el público pidió a gritos un beso de la dulce pareja. [Así fue la mágica actuación de Amaia y Alfred en 'La Noche de CADENA 100']

Pero Amaia y Alfred no fueron los únicos eurovisivos de la noche. La murciana Ruth Lorenzo, que representó a España en el festival en 2014, sacó su garra para impactar a todos con su poderosa voz al ritmo de "Good girls don't lie" y "Moscas muertas", dos de los temas que forman parte de su recién estrenado último álbum. En el photocall, Ruth Lorenzo deseó toda la suerte del mundo a Amaia y Alfred y auguró un gran puesto a la joven pareja. Pero quien puso, literalmente, el Wizink Center a sus pies fue la extremeña Soraya, que además de participar en el homenaje a Michael Jackson, cruzó todo el pabellón en tirolina mientras cantaba "This is me". Una sorpresa inesperada que el público agradeció rompiendo en gritos y aplausos para quien también fue a Eurovisión en 2009 con el tema "La noche es para mí". Amaia Montero, mientras, aprovechó 'La Noche de CADENA 100' para presentar bajo ese mismo entusiasmo su esperado nuevo single: "Nacidos para creer". 

El final de la noche tuvo acento veterano. Manolo García rescató dos de sus grandes éxitos - "A San Fernando" y "Si te vienes conmigo" - para demostrar que el mejor pop-rock no entiende de caducidades y Mikel Erentxun puso la traca final con "Cien gaviotas" y "Jardín de rosas". El mejor desenlace para una noche cautivadora donde la música española se reivindicó en su mejor forma posible: dos horas y media de puro lujo.