La verdadera memoria histórica que comienza a diluirse tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco

Hoy, cuando se cumplen 24 años de uno de los asesinatos más crueles en la historia de la banda terrorista ETA, COPE recoge el sentir popular de la sociedad española

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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No hace tantos años que la vida política, social y empresarial en el País Vasco y en el resto de España estaba bajo la mirilla de los terroristas de ETA. Hasta el 20 de octubre de 2011, fecha en la que la banda criminal anunciara el cese definitivo de su actividad armada, ETA sumó un total de 855 asesinatos.

42 años de sangrientos atentados contra civiles, políticos, jueces, ertzainas, policías, guardias civiles y militares traducidos hoy en un blanqueamiento institucional brindado a la marca de EH Bildu en todas las instituciones y la consideración de Arnaldo Otegui como 'hombre de paz', denominado así por el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Ni los herederos de Batasuna ni Otegui han condenado todavía los asesinatos de ETA.

El año de 1997 fue especialmente trágico. El teniente Coronel del Ejército de Tierra, Jesús Agustín Cuesta Abril; el magistrado del Tribunal Supremo, Rafael Martínez Emperador; el agente de la Policía Nacional, Modesto Rico Pasarín, asesinado por la explosión de una bomba lapa colocada en los bajos de su coche aparcado al lado de un colegio; el inspector de la Policía Nacional, Luis Andrés Samperio; o el concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Rentería, José Luis Caso, son sólo algunos de los 13 asesinatos que ETA perpetró durante aquel año.

Hoy, cuando se cumplen 24 años de uno de los asesinatos más crueles de esta larga lista de crímenes, la memoria de Miguel Ángel Blanco parece comenzar a desvanecerse de una amnésica sociedad española empeñada en olvidar a sus héroes más recientes. Esa verdadera 'Memoria Histórica' que en apenas un puñados de años han conseguido extirpar de nuestro recuerdo. ¿Qué intencionalidad subyace tras esta forzada realidad?

A pesar del esfuerzo por sumir en la invisibilidad la crudeza de ETA, son muchos los ciudadanos españoles que recuerdan todavía dónde estaban, qué hacían, cómo esperaron impaciente y, muchos, esperanzadamente el desenlace del secuestro de Miguel Ángel Blanco. El 10 de julio de 1997 el joven concejal del Partido Popular fue secuestrado por miembros de ETA: Txapote, Amaia y Oker. Para hacer posible la liberación de Miguel Ángel exigieron el acercamiento de los presos de la organización terrorista a las cárceles del País Vasco. Ante la negativa a negociar por parte del Gobierno, la tarde del día 12 fue tiroteado en un descampado y murió en la madrugada del día 13. Realmente la banda terrorista nunca pensó en otro fin que no fuera el de su ejecución. Su derrota tras la operación de la Guardia Civil que acabó con la liberación de Ortega Lara era vengada con este nuevo ataque.

El 30 de junio de 2006, se juzgó a los responsables, Txapote y Nora —Mujika se suicidó dos años después del asesinato—, y se los condenó a 50 años de prisión, por el secuestro y asesinato del concejal.

El asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso una importante movilización en contra de ETA. Tras su muerte se acuñó el término espíritu de Ermua y se creó el 18 de diciembre de 1997 la Fundación Miguel Ángel Blanco.

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