40 años del estreno en España de 'ET, el extraterrestre': una historia para encontrarte contigo mismo

La película asombró al mundo y se convirtió en la más taquillera durante una década

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40 años del estreno en España de 'ET, el extraterrestre'. Escucha la historia con Sefi García

Sefi García

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Familias enteras esperaban horas a las puertas de los cines un día como hoy de hace 40 años. En los carteles que anunciaban los estrenos, aparecía el de una nueva película de un Spielberg treintañero que 7 años antes nos había aterrorizado con “tiburón”. La película se convirtió en la más taquillera hasta la llegada de Jurasick Park, 11 años después. Costó diez millones y medio de dólares, una minucia para lo que costaban entonces las grandes producciones de Hollywood. Se estrenó en Estados Unidos en julio de 1.982. En ese año consiguió ochocientos millones de dólares de recaudación en taquilla. 40 años después es incalculable lo que ha recaudado en las salas de cine.

Nos hizo reír, nos colmó de tensión, pero sobre todo nos conmovió hasta la médula, y nos marcó aquella historia que narraba la amistad entre un niño solitario y un ser llegado de otro mundo. Y si nos marcó a los que nos sentamos en una sala de cine a oscuras, imagina como se sintió José Luis Mediavilla, el actor de doblaje que puso voz en español a Eliot, interpretado por Henry Thomas. De una importante estirpe de actores de doblaje, José Luis Mediavilla tenía 11 años cuando se enfrentó a a una intensa semana de trabajo, su primer trabajo como doblador.

El Eliot español

“ET marcó todo en mi vida, lo cambió todo. De hecho a veces pienso, hablo con mis hijos, y mis recuerdos de infancia empiezan a los 11 años cuando hice el ET, lo demás está borroso, es como si hubiera nacido hace 40 años, cuando hice esa película, yo no tenía nada pensado ni planeado, quería ser futbolista como gran parte de los niños”. Tras Eliot, vinieron Atreyu, de La historia interminable, Tapón, el niño de “Indiana Jones” o como el mismo recuerda “el gordito" de "Los Goonies". Pero en este primer trabajo lo que hizo fue dejarse llevar, “no necesitaba pensar en nada ni ponerme en situación. Eliot era yo, luego las cosas fueron cambiando, pero en aquel momento eran así”. Por eso recuerda que en la escena en la que el niño se está muriendo lo pasó mal “había una gran tristeza y yo lo sufría un poquito como él, pero recuerdo todo con un gran cariño”. En su primer contacto con el mundo profesional del rodaje “no entendía nada, me dejé llevar por la magia, la de la película, que era una bomba y me enamoró desde el minuto uno y la de la sala de doblaje: allí todo olía a cine”.

Pero los éxitos no suelen llegar por casualidad. “E.T. el extraterrestre” es una de esas 100 películas más taquilleras de toda la historia y todavía tiene público cuando la programan las televisiones en abierto.

La historia

“Es una gran historia de amistad, de una amistad transformador, la de un niño solitario que se encuentra a si mismo al conocer a un amigo que le cae del cielo, este extraterrestre tan amable”. El que habla es Nacho Sánchez Quevedo, que hace unos años consiguió un sobresaliente cum laude por su tesis doctoral sobre el cine de Spielberg, y hoy se prepara para rodar su primer largometraje de animación, El secreto de los Reyes Magos, que si todo va bien, estrenará en 2.025. Nos explica como el director le expresó en la parte visual: “La primera vez que aparece Eliot en la película aparece al fondo del plano detrás de los amigos de su hermano...muy solo, nada integrado. Sin embargo, el último plano de la película cuando le vemos por última vez, lo vemos en un primer plano con la cámara contrapicada. Vemos a un niño totalmente diferente, a un niño seguro de si mismo, empoderado, marca la transformación de lo que ha significado para él conocer a este extraterrestre, de lo que le ha cambiado, como le ha hecho sentir especial”.

El extraterrestre

El diseño de ET corrió a cargo de Carlo Rambaldi que utilizó, entre otras fuentes de inspiración, rasgos del poeta Carl Sandburg, Albert Einstein y Ernest Hemingway. Un “visitante” que contrastaba con otro bicho emblemático de la gran pantalla, el terrorífico protagonista de 'Alien: el octavo pasajero', al que conocimos apenas tres años antes. Pero no solo los ojos amigables y tiernos del pequeño visitante son los culpables de que se hiciera querer. Nacho Sanchez Quevedo nos cuenta que la forma de presentarnos al pequeño ET, por parte de Spielberg, hizo, además, que empatizáramos con el pequeño extraterrestre. “Spielberg utilizó una táctica que repite en sus películas de no enseñar demasiado, a ET no le vemos completo hasta el final del primer acto, esto hace que por un lado, el problema de que el muñeco no funcionara, o sea la dificultad técnica, se soluciona no enseñándolo demasiado, pero al tiempo genera un beneficio expresivo bestial: tenemos mucho interés por verlo, y además lo que se ve de ese muñeco, sus manos, sus pies, su punto de vista cuando está perdido en el bosque, hace que sea mucho más entrañable y que nos metamos en su piel. Al contratrio que Alien que se nos muestra amenazador, lo vemos desde fuera, en ET, estamos con ET, vamos con él por el bosque, nos sentimos perseguidos cuando le persigue la Policía, esa es la diferencia”.

La cámara baja

La película está rodada a la altura de los ojos de un niño, de forma que “todos los adultos que aparecen -a excepción de la madre de Eliot-, salgan con la cara fuera de cuadro. No se les ve la cara. Esto hace que esta historia de niños que están protegiendo a un extraterrestre de un mundo adulto, que resulta agresivo, hostil, funcione mucho mejor. Solamente al final se ve la cara del agente del FBI que busca a ET, pero durante el resto de la película, no se la vemos, resultan amenazadores, buscan al extraterrestre por motivos científicos o políticos, y no como los niños que simplemente lo ven como un amigo al que hay que cuidar”.

La película se filmó en orden cronológico, y no con escenas sueltas. De esta forma, los pequeños actores como Henry Thomas (Eliot) o la pequeña y dulce Drew Barrymore (Gertie) podrían seguir la historia como si fuera cierta, y darle verdad a los sentimientos que nos trasladaban desde la gran pantalla, desde el miedo al amor.

La verdad detrás de la historia

Cuentan diversas fuentes que Spielberg era un niño solitario, que no encontraba su sitio. El divorcio de sus padres le dejó devastado y se inventó un amigo imaginario, que años después volcó en la creación de ET y ahí está lo que hace especial la película, “que para Spielberg era una historia absolutamente personal -asegura nuestro cineasta-, que la emoción que se vive en la película él también la ha vivido. Hay una metáfora muy bonita: Eliot se encuentra a sí mismo a través del extraterrestre, lo que encontró Spilberg que le cambió la vida fue el cine. Una cámara de cine era su lugar, su identidad, lo que lo hacía especial. ET es una metáfora de cuando Spielberg encuentra el cine y se encuentra como una persona que tiene valor, esa emoción tan especial, de cuando Eloit se siente único porque ese ser extraterrestre fue a él. Al final es una historia verdadera, que habla de una emoción auténtica que el que la creó ha sentido de verdad, y eso traspasa la pantalla”.

Miente quien asegure que no lloró, si quiera un poquito al ver la película. Miente el que no reconozca la emoción de ver aquellas bicicletas volando. Miente el que no haya visto en ese pequeño extraterrestre la tabla de salvación que todos buscamos para sentir que nuestra vida tiene sentido. Una metáfora de la búsqueda, un canto a la amistad transformadora.

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