ULTRAS FÚTBOL
Carles Viñas disecciona la historia de los radicales del fútbol español en "Ultras"
Santiago José Sánchez
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Santiago José Sánchez
El Mundial de España 82 fue el detonante: por los estadios desfilaron radicales ingleses e italianos que deslumbraron con sus tifos, coreografías y cánticos a unos jóvenes que después utilizarían las gradas españolas como "altavoz" para sus proclamas.
Desde las primeras agrupaciones de aficionados hasta los grupos ultras que trasladaron a las calles los enfrentamientos violentos con los rivales, el historiador Carles Viñas (Barcelona, 1972) disecciona la historia del fenómeno en "Ultras. Los radicales del fútbol español" (Bellaterra Edicions).
EXTREMA DERECHA Y GRUPOS ULTRAS, UNA EVOLUCIÓN INVERSA
La extrema derecha empieza a penetrar en los grupos ultras cuando, a mediados de los años 80, la Fuerza Nueva de Blas Piñar pierde su altavoz institucional, lo que provoca que este espacio político se reformule a diferentes niveles -ideológico y estético- e irrumpa en el fútbol y la música.
"La izquierda menosprecia el fútbol y la extrema derecha lo ocupa. La izquierda lo menosprecia porque lo asocia al uso que hizo el franquismo para mantener la cohesión interna de la ciudadanía y para exportar internacionalmente los éxitos deportivos, para así romper su aislamiento", explica Viñas en conversación con EFE.
Por ello, para Viñas, una eventual participación de la extrema derecha en el Gobierno no implicaría el resurgir de estos grupos, ni una radicalización de los mismos: "La presencia institucional hace que otros escenarios sean innecesarios. Ahora tienen visibilidad a nivel institucional, esto explica que el fenómeno esté en declive".
LAS GRADAS COMO "REFLEJO SOCIOPOLÍTICO" DEL PAÍS
"La politización de los grupos respondía a la realidad sociopolítica del Estado. Los conflictos tenían un escenario y un altavoz en las gradas, que fueron un reflejo sociopolítico de esos años", agrega Viñas.
No obstante, en su opinión, el caso español es "singular" y solo se asemeja a Italia, donde los grupos adoptan expresiones políticas muy marcadas; en cambio, Inglaterra, la cuna del fenómeno, no vive esta polarización tan marcada, ya que "el poso político está más diluido, a excepción de la pertenencia a la clase trabajadora".
Pero la politización de los grupos no siempre se mantuvo por igual en el tiempo. Para ilustrarlo, Viñas cita el caso peculiar de los Boixos Nois, radicales del FC Barcelona, que mutaron ideológicamente al pasar de un independentismo radical a defender posturas de extrema derecha.
Otro ejemplo distinto es el de las Brigadas Blanquiazules, ultras del RCD Espanyol, que paradójicamente mantenían la máxima rivalidad con los Boixos Nois, aunque ambos grupos compartían ideología.
"Hay grupos que son políticamente afines, pero hay rivalidades de otro tipo. El fenómeno es mucho más complejo", resume el autor, que pone énfasis en las enemistades locales o las surgidas en algunos partidos puntuales.
UN FENÓMENO EN DECLIVE
A nivel histórico, Viñas divide en tres fases la historia del fenómeno ultra: surgió entre finales de los 70 y mediados de los 80, creció tras España 82 y alcanzó su cénit en los 90, cuando inició su declive.
El punto de inflexión fue la tragedia de Heysel (Bélgica), en 1985, cuando 39 aficionados fallecieron como consecuencia de una avalancha provocada por los radicales del Liverpool, que se enfrentaba a la Juventus en la final de la Copa de Europa.
La tragedia incrementó los controles en los estadios, lo que motivó que los grupos -"que eran una minoría", como recuerda el autor- trasladasen la violencia afuera de los campos.
Aunque han sido noticia en los últimos tiempos en las secciones de sucesos -la facción Casuals de los Boixos Nois son el ejemplo más reciente-, Viñas considera que el fenómeno ultra está en declive; lo atribuye a la falta de relevo generacional, al "agotamiento de la moda" y a la multiplicación de opciones de ocio entre los jóvenes.
En el caso concreto de los Casuals, Viñas señala que el grupo "nada tiene que ver" en la actualidad con el apoyo a su equipo: "El fútbol es el lugar donde se conocieron sus miembros, pero nada más", señala en alusión a su conversión en banda de crimen organizado.