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"El diario de Mola", la crónica novelada de la Navarra oscura de 1937

Javier Rodrigo

Agencia EFE

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Javier Rodrigo

El general golpista Emilio Mola murió en junio de 1937 al estrellarse el avión en el que viajaba a Burgos y, treinta minutos después de conocerse la noticia, desaparecieron misteriosamente los diarios personales que guardaba en su despacho del cuartel general de Vitoria.

Estos hechos reales son el punto de partida de la novela "El diario de Mola", del escritor navarro Pello Guerra Viscarret (Pamplona, 1968), que narra en su obra el empeño de la viuda del general, Consuelo Bascón, por encontrar los diarios en aquella Navarra marcada por la represión desatada por los golpistas en julio de 1936.

Tras las investigaciones que ha desarrollado para esta novela, que mezcla realidad y ficción, Guerra afirma en una entrevista con EFE que "sin duda" hay indicios suficientes para sospechar que la muerte del general Mola, que fue el principal responsable de la organización del levantamiento militar, no fue un simple accidente.

Pregunta: ¿Hay dudas fundamentadas de que la muerte de Mola no se debiera a un accidente?

Respuesta: Sin duda, no lo podemos demostrar a ciencia cierta, pero sí que hay una serie de indicios, varios indicios que apuntan a que Mola fue víctima de un complot de sus propios compañeros de armas y la desaparición del diario sería uno de los indicios más notables o más sobresalientes.

Pero lo cierto es que también hay otros indicios previos a la muerte de Mola que apuntan en esa dirección.

P: ¿Qué ocurrió exactamente con sus diarios?

R: El dato es que, una vez que el 3 de junio de 1937 Mola sale de Vitoria en dirección a Burgos, ese avión se estrella.

Cuando le comunican lo que ha sucedido al cuartel general de Vitoria, donde está el comandante Fernández Cordón, éste hace unas últimas gestiones antes de partir hacia el lugar donde se ha producido el accidente y, cuando vuelve 30 minutos después, va a recoger el diario y el diario ha desaparecido.

Es muy llamativo ese hecho porque, si se supone que lo de Mola ha sido un accidente, ¿cómo es posible que tan solo en 30 minutos haya desaparecido ese documento tan comprometedor?

P: ¿Cómo era aquella Pamplona de 1937?

R: La Pamplona de 1937 era una moneda con dos caras, una en la que estaba el Ejército, los carlistas y los falangistas, que eran los que controlaban totalmente la situación, los que decidían sobre la vida y la muerte en la ciudad, y luego, en la otra cara, evidentemente estaban los que sufrían esa represión.

Pamplona no fue frente de guerra, pero en 1936, cuando se desata el golpe, sí que hay una represión brutal. Hay muchísimas ejecuciones en cunetas, en montes y en 1937 ya no se da esa circunstancia, pero sigue habiendo ejecuciones y, sobre todo, hay muchas personas que están languideciendo encarceladas.

P: ¿Resuenan aún los ecos de aquellos sucesos en la Pamplona actual?

R: Aquella posguerra sigue proyectándose todavía un poco en el presente, sin lugar a dudas (...). Parece que ha pasado muchísimo tiempo, que eso ya es algo relacionado con el pasado, pero esos acontecimientos siguen teniendo una proyección en el presente, y no hay mas que tener en cuenta que en realidad el cuerpo de Mola fue exhumado hace 7 años de donde estaba en el Monumento de los Caídos.

P: Este es tu octavo libro y todos ellos están relacionados con la historia de Navarra. ¿Es hora de ir cambiando algunas versiones oficiales?

R: Pues sí, un poco. Si hablamos de la Guerra Civil, habría que dar una vuelta a la versión que se ofrece en los libros de texto. La conquista de Navarra también es otro episodio que se ha solventado muchas veces diciendo que en 1512 Navarra es anexionada por Castilla, pero la verdad es que detrás hubo unos acontecimientos mucho más importantes, hubo una resistencia por parte de los navarros (...) Yo creo que sí, que es importante que se conozca también esa otra versión que no ha tenido ese hueco.

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