TEATRO REAL
Llega a Madrid un 'Pierrot Lunaire' de Schönberg "que podría estar en un museo"
Como fruto de la tercera "alianza" entre el Teatro Real y el Teatro de la Abadía, este espacio volverá a acoger ópera entre el 22 y el 25 de febrero con un 'Pierrot Lunaire' de Albert Schönberg "que podría estar en un museo".
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Como fruto de la tercera "alianza" entre el Teatro Real y el Teatro de la Abadía, este espacio volverá a acoger ópera entre el 22 y el 25 de febrero con un 'Pierrot Lunaire' de Albert Schönberg "que podría estar en un museo".
Son palabras del contratenor Xavier Sabata, responsable de su concepción, dirección escénica e interpretación, quien ha comparecido este viernes ante la prensa junto a Jordi Francés, responsable a su vez de la dirección musical.
Se trata de una producción original del Liceu de Barcelona y su estreno en Madrid coincide con el 150 aniversario del nacimiento de su autor, del que en esta misma temporada podrá verse en el Teatro Real "Die Erwartung" (La espera).
"Todavía hay gente que se refiere a esta como música contemporánea, pero tiene ya más de 100 años. Es un clásico y eso fue algo que me atrajo", ha explicado Sabata sobre su intención al abordar esta pieza estrenada originalmente en Berlín en 1912, cuando fue recibida como "una marcianada" en tiempos de "grandes dispositivos instrumentales".
"De repente llega Schönberg con una música de cámara solo que un poco más grande, con director, y plantó la semilla de una nueva manera de hacer música desde el lenguaje y la instrumentación. De hecho, el quinteto pierrot se estandarizó en el siglo XX", ha destacado Francés sobre la partitura.
Titulado en realidad 'Dreimal sieben Gedichte aus Albert Girauds Pierrot Lunaire' ("Tres veces siete poemas de Pierrot Lunaire de Albert Giraud"), se trata como su nombre indica de un ciclo de canciones creadas por el afamado compositor austríaco a partir de una selección de la obra de Albert Giraud, traducidas al alemán por Otto Erich Hartleben.
Así la interpretará Sabata en el escenario de La Abadía, con subtítulos en castellano, en el mismo estilo que lo compuso el autor, el "Sprechgesang", que es una técnica de canto hablado "en el que la melodía queda desdibujada, solo con una sugerencia de altura de notas".
"Eso hace como si, de alguna manera, fuésemos testigos de los pensamientos del personaje", ha subrayado el contratenor sobre la línea que ha desarrollado en el escenario, "un espectáculo ente lo instalativo y lo performático, que podría pasarse en un museo", y que lleva la atención del público a un espacio central "muy limpio a nivel estético" y que obliga al público a mirar en esa dirección.
La mirada es un elemento esencial que une a dos personajes en principio antitéticos como son ese arlequín o pierrot que protagoniza la obra de Schönberg, articulada con pasajes de 'La metamorfosis' de Ovidio, concretamente en torno a la figura mitológica de Narciso.
"A pesar de que uno aparezca siempre representado en un rincón, ambos son personajes que necesitan ser mirados", ha opinado el director, al explicar cómo a partir del Romanticismo francés el primero quedó moldeado "como un payaso triste, callado y mudo que se aísla, como avatar del poeta", pero que no pasa inadvertido al "vestir de blanco" y convertirse en esta obra "en un grito de rabia".
Los 35 minutos de música de Schönberg alrededor de Pierrot se complementan con textos en torno a Narciso, "un personaje que desde el psicoanálisis aparece como alguien enganchado a sí mismo" después de descubrir su reflejo en un estanque y perecer ahogado en el mismo, incapaz de abstraerse de ese ideal.
"Es como las crisis que sufrimos los artistas de querer llegar a la perfección, lo que produce una insatisfacción permanente e incluso puede llevar a la muerte creativa", ha reflexionado Sabata.