La Mona Lisa de da Vinci: Más que una sonrisa
Explicamos qué es lo que presenta la Mona Lisa para ser el cuadro más popular del mundo
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Una de las obras más icónicas, populares y representativas de Leonardo da Vinci es el cuadro de la Mona Lisa.
El inagotable retrato que en su momento pintó el artista, protagonizado por Lisa del Giocondo, una mujer de 24 años, madre de cinco hijos y esposa de un rico comerciante como señala la BBC, la podemos catalogar como la obra más famosa del mundo.
No obstante, cuando estamos delante de esta pintura, cometemos un grave error si nos quedamos en lo que es la superficie de la obra es decir, en lo que nos entra de primeras por nuestros ojos.
Algo más que una simple sonrisa
Una de las partes más importantes y que más controversia genera continuamente este cuadro es su sonrisa. De hecho, el escritor e historiador renacentista Giorgio Vasari, observó que "la boca, con su abertura y sus puntas unidas por el rojo de los labios a los tintes de la carne del rostro. Parecían, en verdad, no ser colores sino la propia piel en el fondo de la garganta, si uno lo miraba con atención, se podía ver el latido del pulso".
Además Vasari concluía destacando que "en esta obra de Leonardo, había una sonrisa tan agradable que era algo más divino que humano de contemplar, y se consideraba como algo maravilloso, en el sentido de que era algo vivo".
Otros entendidos de la materia, como es el caso del crítico francés del siglo XIX Alfred Dumesnil, confesó que "la sonrisa está llena de atracción, pero es la atracción traidora de un alma enferma que retrata locura".
Manos y párpados
Si nos fijamos en el escritor victoriano Walter Paterm, este aseguraba que la parte del cuadro que tanto nos atraía no era la sonrisa sino las manos y los párpados por la manera en que están pintados.
Como destaca la BBC con este autor, "Pater procede a meditar sobre la Mona Lisa de una manera, tan singularmente, intensa que en 1936 el poeta irlandés William Butler Yeats se vio obligado a tomar una frase de la descripción de Pater, dividirla en versos libres e instalarlos como poema de apertura en el Oxford Book of Modern Verse que Yeats estaba compilando entonces"
De hecho, el pasaje de Yeats dice así: "es más vieja que las rocas entre las que se sienta; como el vampiro, ha muerto muchas veces y ha aprendido los secretos de la tumba; se ha sumergido en mares profundos, y guarda sus últimos días en torno a ella; traficó por redes extrañas con comerciantes orientales, y, como Leda, era la madre de Helena de Troya, y, como Santa Ana, la madre de María; y todo esto fue para ella como un sonar de liras y flautas".
Imágen acuática
La clave de toda esta composición artística la encontramos en las aguas que están situadas tras la figura protagonista. Al reflexionar sobre una proximidad entre estos dos elementos, algunos expertos como Martin Kemp, historiador del arte y destacado experto en Da Vinci, han desarrollado ciertas ideas a modo de conclusiones donde se relaciona a la Mona Lisa con la geología que la rodea : "El artista no estaba retratando literalmente el Arno prehistórico o futuro", afirma Kemp en su estudio "Leonardo: 100 hitos (2019)", "sino que estaba dando forma al paisaje de la Mona Lisa sobre la base de lo que había aprendido sobre el cambio en el 'cuerpo de la Tierra' para que acompañara a las transformaciones implícitas en el cuerpo de la mujer como un mundo menor o microcosmos".
En relación a este tema, existe otra relación encontrada un episodio bíblico. Si repasamos lo que aparece en el Evangelio de San Juan, Jesús, distingue entre el agua que se puede extraer y obtener de un manantial frente a la que él mismo puede proporcionar.