El agente de Policía que buscó en Google “cómo llorar rápido” tras presuntamente matar a una anciana en Ciempozuelos
Nacho Abad explica el presunto crimen de Fernando, agente en Madrid, que ha sido acusado de asesinar a la octogenaria Teresa, que tenía una gran fortuna, en 2020

Nacho Abad, con Cristina López Schlichting
Madrid - Publicado el
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Un agente de Policía Nacional destinado en Madrid está siendo juzgado por un presunto asesinato que ha conmocionado a la opinión pública. La víctima, Teresa, una mujer de 83 años sin descendencia y con una fortuna considerable, fallece tras una supuesta caída por las escaleras en su chalé de Ciempozuelos. Pero lo que parecía un accidente doméstico pronto se convierte en un complejo y retorcido caso de codicia, engaño y traición.
“Es un policía. Bueno, presunto malo”, matiza Nacho Abad, en Fin de Semana con Cristina López Schlichting. “Aunque ha admitido ya algunas cosas, dice que el asesinato no lo cometió”, añade.

Foto de archivo de un Policía Nacional
"¡MI MADRE NO RESPIRA, POR FAVOR, HACEDLE LA RCP!"
El 29 de febrero de 2020, el servicio de emergencias recibe una llamada confusa y entrecortada. Al otro lado, un hombre asegura que una mujer se ha caído y que no respira. Cuando los agentes llegan al domicilio, se encuentran con un hombre junto al cuerpo de la anciana. Grita con aparente desesperación: “¡Mi madre no respira, por favor, hacedle la RCP ya!”.
Pero no es su madre. El hombre es Fernando Rodríguez Coronilla, policía en activo. Teresa López López no tiene hijos ni familia directa cercana. “Se hace pasar por su hijo. Dice que la considera como una madre”, explica Nacho Abad. La versión empieza a desmoronarse desde el primer minuto.

Piden 44 años de cárcel para Fernando
Teresa aparece muerta al pie de una escalera, con el cuello fracturado y un golpe en la cabeza. Pero hay detalles que no cuadran. “El andador estaba encima del cuerpo. Es imposible que una mujer con movilidad reducida caiga y acabe con el andador sobre ella”, señala Abad. Además, en la zona de la escalera hay botellas de agua colocadas de tal forma que el paso es casi imposible. “Los agentes se preguntan: ¿cómo ha pasado por ahí si el andador ni siquiera cabe?”.
La autopsia revela más: no hay fracturas en las muñecas, ni marcas de defensa, ni signos de haber intentado frenar la caída. “Al contrario”, insiste Abad, “parece que cayó con los brazos hacia atrás. Eso, según los forenses, es indicio de asesinato”.
los antecedentes de fernando y teresa
Semanas antes de la muerte, Teresa sufre un accidente de tráfico mientras viajaba con Fernando en un coche de lujo. El siniestro se produce en línea recta, a plena luz del día. “Él dice que se le cruzó un zorro. A las tres y media de la tarde”, ironiza Nacho Abad.
Teresa no llevaba cinturón de seguridad. Según contó a sus amigos, Fernando le había dicho: “No te lo pongas, que yo soy policía y a ti no te multan”. Las consecuencias fueron gravísimas: traumatismo craneal, fracturas en el esternón y varias costillas, y una hospitalización prolongada.
Viuda, sin hijos ni hermanos, y con una cuenta bancaria más que generosa. Teresa tenía el perfil perfecto para convertirse en objetivo de alguien sin escrúpulos. “Fernando se va metiendo poco a poco en su vida, ganándose su confianza”, detalla Nacho Abad. Ya empadronado en su casa, la convence —o eso parece— para firmar un poder notarial. “Pero no lo termina de conseguir y se va a una notaría con una señora mayor que no es Teresa. Así obtiene un poder falso”.

El caso de Fernando es muy extravagante
Con ese documento falso, comienza el desfalco. “En una sola semana saca 557.000 euros”, afirma Abad. Y lo gasta todo sin medida: 4.000 euros de entrada para un Ferrari, electrodomésticos por valor de 14.000 euros, 47.000 euros en una piscina con spa, 1.400 en productos capilares, 1.500 en una chimenea decorativa... “El dinero no era suyo, pero actuaba como si lo fuera”, subraya el periodista. Y mientras tanto, Teresa seguía viva, recuperándose de sus heridas.
Uno de los elementos que más impacta a los investigadores aparece en el teléfono móvil de Fernando. Antes de llamar a emergencias, realiza una búsqueda en Google: “cómo llorar rápidamente”. “Es que es de película. No se lo cree nadie”, comenta Abad, aún sorprendido por la frialdad del acusado. “Después de buscar eso, llama al 112 y finge una escena de llanto desesperado. Es absolutamente teatral”.
Actualmente, Fernando está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Madrid. La Fiscalía solicita prisión permanente revisable por asesinato con alevosía. Su pareja, Leticia Barriguete, también se sienta en el banquillo. “Ella sabía lo que estaba pasando. También se benefició del dinero, vivía en la casa y participó en las compras”, apunta Nacho Abad. Un caso absolutamente surrealista.