El “no es para mí” ya no vale. La ciencia de datos no es opcional

Pepe Pont, Pablo Cebriá y Yoann Blanc son los emprendedores que están detrás de la creación de Todoesdata, una consultora comprometida con la democratización de la ciencia de datos para dar soluciones a los retos empresariales y operativos, poniéndola al alcance de cualquier empresa.

Su trabajo consiste en ayudar a las empresas a explotar sus datos para que tomen mejores decisiones y generen un impacto directo en su cuenta de resultados.

- Pepe, ¿cómo nació la relación entre vosotros tres?

Yoann y yo nos conocemos desde la infancia y hemos participado juntos en varios proyectos, como la empresa de gestión turística Alquilair o, más recientemente, Itinerem, entre otros.

La relación con Pablo nació en un máster en Business Analytics y Big Data que mi socio, Yoann, estudió en ESADE. Con él hubo química desde el primer momento y tuvimos claro que debía formar parte de este nuevo proyecto, pero, al ser valenciano, tuvo que superar primero la prueba de hacer una buena paella (risas).

- ¿En qué contexto nació la empresa?

Siempre hemos tratado la analítica de datos como un pilar de nuestro crecimiento, llegando incluso a generar algún producto dentro de las empresas de las que formamos parte. Le hemos dado mucha importancia a la información que manejamos.

Todoesdata nace en pandemia como la evolución natural de nuestra pasión y de la ilusión por compartir esta cultura con el resto de organizaciones.

España es un país emergente en ciencia de datos, con todavía pocas empresas apostando por estas tecnologías como pilar de su crecimiento. Nosotros sabemos cómo cubrir ese espacio.

- ¿Cuál es la importancia de analizar los datos?

Analizar y explotar los datos abre un mundo de posibilidades tremendo, que además crece día a día.

Una empresa verdaderamente data-driven debe tratar de explotar el potencial de su conocimiento en todos sus procesos. Simplemente, hay que fijarse en las empresas más exitosas, aunque se ha creado la falsa creencia de que lo importante es ser una empresa tecnológica estadounidense y tener cantidades inmensas de datos.

Lo verdaderamente importante es la cultura del dato: identificar qué información es necesaria, por qué lo es y qué se quiere hacer con ella. Todas las empresas los recopilan, pero siguen siendo pocas las que ven su potencial.

- ¿Podrías dar algún ejemplo de vuestros proyectos?

En el sector agroalimentario estamos trabajando con una de las principales bodegas de Mallorca para desarrollar un algoritmo que ayude a prever el momento idóneo en el que embotellar, basado en su histórico de datos de ventas en las últimas décadas, con las pérdidas que se generan.

Otro proyecto interesante que estamos desarrollando es para un pequeño estudio de arquitectura que tiene documentadas miles de tasaciones realizadas durante muchos años. Con nuestro trabajo, queremos ayudarles a conseguir más clientes, identificando en qué barrios se están haciendo más tasaciones o qué perfil de cliente tiene más demanda a día de hoy.

Recibimos solicitudes de diversos sectores, como el transporte, la moda o incluso el sector público. Trabajamos con distintos ámbitos porque el valor de la información no pasa por una sola industria.

En definitiva, las empresas de cualquier sector pueden mejorar su negocio a través de los datos. Nuestra misión es quitar esa barrera mental del tipo “Eso no es para mí”.

- ¿Cuáles son vuestros objetivos a corto plazo?

En el año 2022, queremos afianzarnos y democratizar todo lo que envuelve la analítica de datos para que las empresas, tanto del sector público como del sector privado, y especialmente las pymes, empiecen poco a poco a explotar el valor oculto que tienen en sus bases de datos.

Es importante que empecemos ya. España está muy por detrás de las grandes potencias en la adopción de la ciencia de datos como herramienta de competitividad necesaria. Nuestro objetivo es acortar esa brecha.