La economía alemana se contrae por primera vez desde 2015

Los expertos lo ven como una situación momentánea debido a factores externos y lejos del anuncio de una nueva recesión

La economía alemana se contrae por primera vez desde 2015

Rosalía Sánchez

Publicado el - Actualizado

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"La industria automovilística ha frenado la producción y no sólo está paralizando temporalmente la economía alemana, sino que incluso la está haciendo retroceder", explica el economista jefe del Banco alemán de Desarrollo (KfW), Jörg Zeuner. La crisis de los motores de combustión debido a las nuevas normativas implementadas a partir del escándalo del diésel obligan al sector a efectuar cambios a una velocidad que sus cadenas productivas no pueden afrontar y el prestigio de las automovilísticas cae en picado debido a sentencias judiciales que prohíben la circulación de los vehículos diésel en el centro de muchas ciudades, lo que amenaza con matar a la gallina de los huevos de oro que durante décadas ha sido la industria automotriz alemana.

“Muy especialmente está afectando la WLTP, señala el experto, un nuevo método de medición para todos los vehículos nuevos destinado a lograr valores más fiables de emisiones y que modifica las exigencias a los tubos de escape, “que ha obligado a reducir las producciones”. Como consecuencia de esta situación y sumando a ella el perjuicio que el proteccionismo que emana desde Estados Unidos y que está contagiando a administraciones por todo el globo, la economía alemana, fundamentalmente exportadora, se contrae en el tercer trimestre un 0,2% en comparación con el año anterior y por primera vez desde el primer trimestre desde 2015

La nueva normativa sobre emisiones de coches, que entró en vigor en la Unión Europea el pasado mes de septiembre, ha ocasionado una demanda más débil de productos "Made in Germany". En el cuarto trimestre, la economía alemana debería volver a crecer según las estimaciones, "pero sin el alto ritmo del pasado reciente", predice Zeuner, que recuerda que los Cinco Sabios, expertos economistas que asesoran al gobierno alemán, auguran que en 2019, aunque sin entrar en recesión, la economía germana crecerá menos que en 2018.

Stefan Kooths, director del centro de pronósticos del Instituto para la Economía Mundial (IfW), señala que la propensión de los alemanes al consumo mantiene la economía en marcha y que “el sentimiento de los consumidores se mantiene en un nivel muy alto, sobre todo debido al excelente mercado laboral y a los significativos aumentos salariales", pero admite también que en los datos del tercer trimestre se advierte un descenso del gasto interno en bienes y servicios. "La reducción de la entrega de automóviles también ha llevado estadísticamente a una ralentización del consumo privado", dice Stefan Kipar, de BayernLB, apuntando a nuevas incertidumbres de los consumidores, que en muy pocos meses han afrontado el adiós de Angela Merkel, el Brexit y la crisis italiana, todavía por resolver y que les trae a la memoria lo peor de la crisis del euro. Además, los bajos tipos de interés que el BCE mantiene en mínimos históricos, incluso negativos, han modificado los hábitos de ahorro y llevan a los alemanes a invertir más en ladrillo, por lo que el gasto en bienes y servicios queda perjudicado.

Los expertos coinciden en que la locomotora europea probablemente no será capaz de mantener el alto ritmo del boom del año 2017. Los institutos de investigación económica, han reducido sus previsiones económicas para este año y para el próximo. "Para decirlo de forma positiva: de vez en cuando, una ducha fría evita el sobrecalentamiento y hace que el auge dure más", juzga Christoph M. Schmidt, jefe de los “sabios económicos” alemanes.

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