La subida descontrolada del IPC amenaza con comerse la recuperación: así afectará a nuestro bolsillo

Productos de consumo diario como la pasta, los dulces o los yogures son cada vez más caros. La OCU ya ha detectado un incremento de hasta un 16%

La subida descontrolada del IPC amenaza con comerse la recuperación: así afectará a nuestro bolsillo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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España se enfrenta al IPC más alto de las últimas tres décadas. La histórica subida de la luz repercutirá en un incremento de los precios en octubre de un 5,5%, siendo esta una cifra récord que no se alcanzaba desde el año 1992, hecho que derivó en una fuerte crisis económica uno año después con importantes tasas de desempleo.

El motivo de esta subida tiene diferentes aristas. Por un lado se produce por la crisis energética mundial, por otro por la recuperación del consumo después de que la mayoría de las grandes economías mundiales cerrasen por la pandemia, y por último por el atasco histórico en las cadenas de suministros mundiales, que amenaza con provocar cierto desabastecimiento en muchos países.

Por ahora se habla de que este repunte es puntual, pero son cada vez más las voces autorizadas que están avisando de que esta situación se puede alargar más de lo esperado.

En caso de que las previsiones se cumplan, y en este mes de octubre el IPC sufra un incremento del 5,5%, España encadenará su octava tasa de incremento positivo. El resultado definitivo será publicado el próximo 12 de noviembre.

En este contexto, no solo influye el aumento del precio de la energía eléctrica, también otros encarecimientos como el de los carburantes, lubricantes para vehículos personales y el gas, que hace doce meses vivían un importante descenso fruto de la situación mundial derivada de la pandemia.

También, las informaciones proporcionadas el pasado jueves por el INE publican datos relacionados con la inflación subyacente, que no tiene en cuenta los alimentos no elaborados y los productos energéticos.

Pero, este incremento no solo se nutre de la crisis energética a nivel mundial, también afecta de lleno a la cesta de la compra, respecto a la que muchos ciudadanos tienen que invertir cada día más para poder adquirir los mismos productos que adquiría hace unos meses por menos precio.

El caso peculiar de España: repercusión en los salarios y las pensiones

Aunque esta situación afecta a todas las economías desarrolladas. España es un caso peculiar porque todo incremento del IPC repercute de forma directa en los salarios y otras rentas.

En este sentido, el gran beneficiado de un incremento de los precios es el Estado, que a través de los impuestos indirectos como el IVA engorda las arcas públicas. También es importante porque sirve para disminuir la cifra en la que está fijada la deuda pública.

Por otro lado, este incremento también es positivo para los pensionistas, pero no para la Seguridad Social. Las importantes subidas obligará a la administración pública a conceder una especie de 'paga extraordinaria' en enero para que los pensionistas no pierdan su poder adquisitivo, ya que sus rentas subieron un 0,9% y la inflación terminará el año muy por encima de ese porcentaje.

Los sueldos, el precio de los alquileres y el ahorro: los grandes damnificados

Los españoles deben hacer frente a esta inflación con unos sueldos que están perdiendo poder adquisitivo. La variación salarial lleva estancada prácticamente desde el comienzo del año y es la más negativa desde que España estuviese en fase de inflación negativa, entre los años 2014 y 2016. El punto diferenciador es que ahora los precios están mucho más altos.

Además, la capacidad de ahorro de los españoles se ve frustrada. La inflación, también conocida como el "impuesto invisible" afecta de lleno a esta práctica, justo en un momento en el que la remuneración de los depósitos está en porcentajes muy bajos.

También, la subida de la inflación puede afectar de lleno al precio de los alquileres, aunque todo dependerá del contrato firmado entre arrendatario y arrendador. En este sentido, la ley redactada en el año 2019 indica que el propietario de la vivienda solo podrá solicitar una revalorización del IPC si figura en el documento contractual entre ambas partes, y solo podrá ser revisado de manera anual.

Nuestra cartera, la más afectada

El aumento de los precios ha superado incluso las previsiones de los analistas más negativos, que habían pronosticado una subida del IPC general del 4,8%. Los precios avanzaron en septiembre un 4%. La subida mensual de los precios ha sido del 2%, un ritmo muy intenso que no se veía en España desde el año 1986.

Esta cifra se podría incluso disparar aún más, y que más allá del precio de la luz ya se puede observar en alimentos o bienes industriales. Es decir, se produce un encarecimiento en las distintas fases de producción que se refleja en el producto final.

El caso más claro de esta subida de precios se está reflejando en la factura de la luz, pero poco a poco está llegando a otros productos habituales en nuestro consumo diario. El aumento de los costes de la energía para la producción, las materias primas, el transporte y la mano de obra, son variantes que también se van encareciendo y que finalmente repercuten en el precio final, ya que si no son encarecidas pueden ocasionar pérdidas para las empresas productoras.

Productos de consumo diario como la pasta, los dulces o los yogures son cada vez más caros. La OCU ya ha detectado un incremento de hasta un 16%. En este sentido, los expertos señalan que esta subida no es fruto de la inflación temporal que estamos viviendo, ya que consideran que este encarecimiento ha venido para quedarse en nuestras facturas.

Ante el incremento de los precios, se abre el debate respecto a saber si nuestros salarios pueden hacer frente a esta escalada. En realidad, las subidas salariales fijadas por convenio, que rondan el 1,46%, no son suficientes y están lejos de poder costear placidamente la inflación. Esto provocaría una pérdida del poder adquisitivo de los asalariados si la situación se estanca durante un medio o largo plazo.

¿Cómo puede afectar a la recuperación económica tras la pandemia?

Los expertos señalan que en caso de que esta situación se prolongue a lo largo del tiempo, la recuperación sí puede verse afectada. La primavera será un punto de inflexión, ya que se espera que bajen los niveles respecto a la escasez de suministros y el encarecimiento de la energía. Sí en esa época la tendencia sigue al alza, el problema empezará a ser serio y preocupante porque seguirá repercutiendo de forma directa en nuestros bolsillos.

En este sentido, la continuada subida de precios puede afectar a la competitividad, sobre todo en términos de energía. Los países que sean menos dependientes les importará menos. Pero, en el caso de España, nuestro país tienen una gran dependencia exterior en términos energéticos, tal y como se ha podido constatar tras el último viaje de Ribera a Argelia, en el que se ha constatado el cierre del gasoducto del Magreb el próximo 31 de octubre.

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