Edmundo Bal, el abogado del Estado que defendió la acusación de rebelión en Cataluña y fue cesado por Sánchez

El dirigente de Ciudadanos fue fichado por Rivera tras ser destituido como abogado del Estado por el Gobierno de Sánchez

Edmundo Bal, el abogado del Estado que defendió la acusación de rebelión en Cataluña y fue cesado por Sánchez

Redacción digital

Madrid - Publicado el

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Edmundo Bal es uno de los participantes de los debates previos a las elecciones generales del 10 de noviembre que ha programado COPE. El dirigente de Ciudadanos, gran sorpresa en su día, cuando fue fichado por Rivera, es sin duda una de las grandes bazas constitucionalistas de la formación naranja.

Nació en Huelva y se considera un orgulloso andaluz, pese a que nada en su acento lo denote. Tiene 52 años, es abogado del Estado, fue jefe del Departamento Penal, del que fue purgado por negarse a firmar el escrito de acusación del procés supuestamente manipulado por orden del Gobierno. Estudió en la Universidad Complutense Madrid. Su primer destino fue Huesca, luego Zaragoza. Después dio el salto a Madrid, a los juzgados de lo Social. 

Edmundo Bal, el que fuera jefe del departamento Penal de la Abogacía del Estado, llevaba 16 años dirigiendo la acción jurídica del Gobierno en causas como la de los Pujolel "procés" y Gürtel, en la que tachó de "cáncer" a la trama que hizo caer al Gobierno de Mariano Rajoy y aupó a Pedro Sánchez a la Moncloa. Bal fue relevado de esa jefatura por la abogada general del Estado, Consuelo Castro, nombrada el pasado junio por el Gobierno de Sánchez y que ha alegado "pérdida de confianza" por sus discrepancias en la causa del 1-O. Mientras Bal defendía acusar por rebelión en la línea de la Fiscalía, Castro, en representación del Gobierno, optó por los delitos de sedición y de malversación.

Muy conocido en el ámbito judicial con sus 25 años de abogado del Estado a las espaldas, Bal tiene fama de ser una persona "técnicamente muy buena". "¿Quién no le conoce?", responde a Efe un alto cargo de la Fiscalía, que le califica como un abogado "con muchísimo oficio" y también con personalidad y carácter.

"Un buen profesional y sin posición ideológica en cuanto al trabajo", dice otro fiscal consultado, que defiende que actuaba siempre "en interés del Estado, no del Gobierno".

Pero no solo es "famoso" entre los miembros del ministerio público, también de la magistratura, tanto en el Tribunal Supremo, como en la Audiencia Nacional y los juzgados de Madrid.

Y es que como jefe de lo penal ha llevado de forma directa o supervisado la acusación del Gobierno prácticamente en todos los casos mediáticos: la corrupción de Gürtel o los Pujol, el caso del fraude en el fichaje de Neymar, la causa de Tándem sobre los presuntos delitos cometidos por el comisario jubilado José Manuel Villarejo o los fraudes a Hacienda de futbolistas como Cristiano Ronaldo.

También fue pieza clave en temas de terrorismo como el proceso de ilegalización de Batasuna.

Tras 16 años al mando de los servicios jurídicos del Estado en el ámbito penal bajo gobiernos de uno y otro signo y de haber defendido la acusación de la Gürtel, es precisamente la abogada general del Estado que nombró el ejecutivo socialista la que le ha cesado.

En su alegato final de este juicio a la red mafiosa de Francisco Correa, Bal defendió que se debía dictar una "sentencia ejemplar" para que no volvieran a pasar los delitos que los acusados habían explicado en la vista "con una naturalidad que da miedo".

"Debe ser una sentencia con la que todo empresario que esté en la tentación de sobornar diga: '¡Qué miedo!'", aseguró un elocuente Bal para tildar de un "cáncer que ha afectado a la Administración" la actuación de la trama corrupta que hizo caer al Gobierno de Rajoy.

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