La impotencia de Jorge, voluntario en DYA Zaragoza: “Lo único que queremos es sentirnos útiles”
Cuentan con ambulancias y material sanitario al que no le están sacando todo el provecho que desearían
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Si se puede sacar algo positivo de toda esta situación es sin duda la solidaridad de muchos. La crisis del coronavirus está sacando lo mejor de muchos ciudadanos. En COPE queremos poner nombre a muchas de esas personas que tratan de aportar su granito de arena. Un ejemplo de ello es DYA Zaragoza, una entidad sanitaria sin ánimo de lucro que actúa en tierras aragonesas.
Lógicamente, no son ajenos a toda esta situación. Los cerca de 30 voluntarios que componen la asociación quieren ayudar en estos momentos delicados. Un de ellos es Jorge, que ya lleva nueve años colaborando. Desde que se decretó el estado de alarma, cada tarde ya tienen un rutina establecida. “Cogemos uno de nuestros vehículos y llevamos comida a distintas personas que han dado positivo en COVID-19 y están solas en casa”. Todo ello sin discriminar a cualquier persona que lo pueda necesitar. Más allá de la comida, también están en contacto con alguna farmacia para repartir de forma gratuita los medicamentos que necesiten los ciudadanos.
Pero no se conforman con la labor que están desempeñando. Jorge cuenta a COPE que tienen más medios con los que ayudar: “Lo único que queremos ahora es sentirnos útiles”, nos explica. DYA Zaragoza cuenta con tres ambulancias de diferente tipo, dos vehículos de intervención rápida e incluso un hospital de campaña para atender a cerca de diez personas: “Es pequeñito, pero toda ayuda es poca”.
Todo ello parado. Ya han notificado a las instituciones que cuentan con estos recursos, en los que incluyen varios modelos de mascarillas y gafas de protección, pero no han obtenido respuesta: “El problema son las urgencias normales, una persona que se caiga en su casa, un mareo, una lipotimia… todo eso lo queremos descongestionar para que las sanidad pueda centrarse en otro tipo de cosas”. Ese sería el principal objetivo. Por el momento, les toca esperar. Pero no lo hacen de brazos de cruzados.