Madrid encara 14 días de restricciones tras un pulso político sin precedentes
Así se gestó el cierre de la capital y de otros nueve municipios: del pacto de las banderas al "caos económico"
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“Desde mañana podrás llegar a Madrid desde Berlín, pero no desde Parla. Gracias por el caos, Pedro Sánchez”. Quien escribe estos caracteres en Twitter es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Con su mensaje, la evidencia que todos conocemos queda aún más resaltada: aquella coordinación en la lucha contra el coronavirus de la que llegaron a presumir el Gobierno central y el de la Comunidad Autónoma madrileña se fue tan pronto como vino.
El consenso entre Moncloa y Correos parece cosa de hace mucho tiempo, pero lo cierto es que la semana pasada se daba a entender que existía. Al menos, en su inicio, cuando Pedro Sánchez y Ayuso comparecían con las banderas de España y Madrid como fondo. Entonces, sólo 37 áreas sanitarias madrileñas contaban con restricciones por la covid-19. Hoy, la capital y otros nueve municipios (Alcalá de Henares, Alcobendas, Alcorcón, Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla y Torrejón de Ardoz) quedan cerrados para intentar contener el avance del virus.
¿Qué ha cambiado desde el lunes 21 de septiembre hasta este viernes 2 de octubre? Esta es la cronología de un acuerdo que tornó en desacuerdo cuando apenas se había alcanzado lo primero.
El pacto de las banderas
Aquel día, la “unidad” era lo más resaltado. “La voluntad del Gobierno es respetar el ámbito competencial de Madrid. Estamos aquí para apoyar, ayudar, no para tutelar ni evaluar ni mucho menos para suplantar a Madrid, que tiene sus facultades reconocidas en la ley”, comentó entonces el presidente del Gobierno.
“No podemos cerrar todo Madrid sin dar una oportunidad a las medidas”, afirmaba, por su parte, Díaz Ayuso. No tenía ni la más remota idea de que su deseo no acabaría cumpliéndose, aunque Sánchez ya lo dejó caer al asegurar que se podrían contemplar “otros escenarios si fuera preciso”.
“Invito a todos a dejar de lado la lucha partidista y centrarnos en lo importante, en lo que quiere la ciudadanía, que es ver a sus administraciones trabajando por un bien común” y “Hace falta ya que el activismo pare un tiempo y dé un poco de respiro porque si no, no vamos más que a bloquearlo todo” fueron otras sentencias de Sánchez y Ayuso respectivamente. Estos mensajes, y otros, no tardarían en volverse en su contra pocos días después.
Sanidad hace saltar las alarmas
El jueves 24, Salvador Illa ya declaraba lo siguiente: “Vienen semanas duras en Madrid y hay que actuar con determinación para tomar el control de la pandemia. En este contexto vamos a hacer nuestras recomendaciones”.
Unas horas después, se daba la ya consabida contraprogramación de ruedas de prensa. Primero, Illa compareció prácticamente por sorpresa, a las 11:55 del viernes 25. Apenas cinco minutos después, lo hizo el viceconsejero madrileño de Salud Pública y Plan COVID-19, Antonio Zapatero.
El ministro de Sanidad empezó entonces a arrojar luz sobre su principal plan para la Comunidad: las restricciones de movilidad en toda la capital y aquellos municipios que superasen los 500 casos por 100.000 habitantes. También se mencionó entonces la reducción del aforo en las terrazas al 50% y la prohibición del consumo en barra.
Entretanto, Madrid anunciaba que las áreas sanitarias confinadas pasarían a ser 45 en las próximas horas, sin que el semiconfinamiento estuviese sobre la mesa.
El Grupo Covid-19 se desmorona
El sábado 26, el que iba a ser el portavoz del grupo de coordinación entre el Gobierno y Madrid, Emilio Bouza, anunció su dimisión. “Estoy, como no puede ser de otra manera, al servicio de la Salud, pero sencillamente, he podido comprender que ese no es mi puesto en las actuales circunstancias”, reconoció el fundador de la Sociedad Española de Microbiología Clínica en su carta de renuncia. Motivada por las primeras muestras de que la coordinación iba a ser una empresa harto complicada.
Este Grupo Covid-19 lo componen el ministro de Sanidad, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, y el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero.
La comparecencia más dura de Illa
El lunes 28, Illa aparecía en La Moncloa para dar una rueda de prensa muy crítica sobre Madrid. “No es descartable que haya que tomar más medidas. Ya vamos tarde y hay que actuar con determinación”, aseveró. También habló de “transmisión comunitaria” en la capital y de que había que aplicar medidas “con carácter inmediato”.
“Cuando uno va al médico, quiere que le digan la verdad, y la verdad es la que les he relatado: transmisión comunitaria, incremento de casos e incremento de fallecidos”, fue una de las frases más sonadas de la intervención del ministro de Sanidad.
Un principio de acuerdo engañoso
A las pocas horas de la advertencia más severa de Sanidad, pareció que los dos Gobiernos volvían a entenderse. Fue gracias a un principio de acuerdo sobre las medidas restrictivas: una incidencia acumulada en los últimos 14 días de más de 500 casos por cada 100.000 habitantes, una tasa de positividad en las pruebas superior al 10% y una tasa de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) por encima del 35%. El martes 29, todo quedaba a expensas de la aprobación de las recomendaciones del Ministerio en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
Sanidad toma el mando sin consenso
Cuando todo parecía abocado a que el plan de Sanidad sobre Madrid fracasase (seis votos en contra: la propia Madrid, Cataluña, Andalucía, Galicia, Murcia y Ceuta), Illa anunció el miércoles 30 que este seguía adelante. Por lo tanto, Madrid capital y otros nueve municipios quedarían cerrados en “los próximos días”.
Aunque se habló de decisión “colegiada”, pocos lo vieron así. Desde la Comunidad de Madrid, se consideró que la orden del Gobierno no era “jurídicamente válida”. “Todas estas medidas que quiere imponer el Gobierno de España sin siquiera haber escuchado a la Comunidad de Madrid en sus peticiones desde luego serían muy difíciles de entender por parte de los madrileños”, lamentó el consejero madrileño de Salud, Enrique Ruiz Escudero.
Madrid acata la decisión del Gobierno a regañadientes
Al ser la orden de Sanidad “de obligado cumplimiento”, a la Comunidad de Madrid no le ha quedado más remedio que tragar con el cierre de diez de sus municipios. Aun así, en la Real Casa de Correos no ha habido brazos cruzados ante la decisión: ya hay un recurso a la Audiencia Nacional en busca de medidas cautelares que suspendan el semiconfinamiento en el futuro.
Mientras llega la sentencia de los tribunales, más de cuatro millones de madrileños ya son víctimas de un 'cerrojazo' que apunta a “caos económico”. Con una sensación de hastío (el escenario que supuestamente nadie quería ha acabado produciéndose) y, sobre todo, de mucho desamparo.