Sánchez, en estado puro: “Matar” de cariño a Iglesias

El campo de batalla emerge sembrado de diferencias y ningún acercamiento. Las posiciones quedaron como estaban tras cinco horas de reunión entre equipos negociadores del PSOE y de Podemos en dependencias del Congreso. Sin embargo, el empeño socialista pasa por tratar de endulzar la realidad. A pesar de albergar nulas esperanzas de un arreglo con Pablo Iglesias, ni pretenderlo, Pedro Sánchez seguirá esforzándose por mantener viva la “expectativa”.

La estrategia pasa precisamente por escenificar con intensidad que nadie como el PSOE busca un acuerdo para lograr un Gobierno en plenitud de funciones y evitar la repetición electoral. Por eso mismo, emplazan a los morados a más encuentros y juegan con un cara a cara de Sánchez e Iglesias, anclado en la lejana pantalla de la coalición, mientras el Gabinete sube el precio de un acuerdo reclamando a Podemos “una participación activa en políticas de Estado”.

El grupo confederal se cierra en banda a recorrer un camino que, en román paladino, representa un respaldo para los próximos cuatro años, incluyendo los PGE, para reafirmar a Sánchez al frente de un Ejecutivo definido como “sólido”, “fiable”, “coherente” y “fuerte”. El discurso electoral - los tambores de los comicios se escuchan en lontananza - estará basado en parte en la necesidad de un apoyo mayoritario del votante progresista al PSOE en pos de la estabilidad. Más aún ante la compleja coyuntura que se cierne en el horizonte.

En tiempos de zozobra no hacer mudanza. La máxima ignaciana es interpretada en despachos de La Moncloa. La secuencia se antoja tan lógica como inevitable, aún cuando el núcleo duro de Sánchez lance particulares fuegos de artificio, siempre condenados a perderse en el aire. Pedro Sánchez parece encarar esta cuenta atrás a una convocatoria automática de las urnas con el interés de perseverar en un desgaste de Pablo Iglesias.

Así, los socialistas despliegan la triple y última oferta – el entorno presidencial niega que vaya a haber más - consistente en un acuerdo programático, las 370 medidas, la garantía de evaluación en las Cortes y ante la sociedad civil, y la contribución a la gobernanza desde instituciones fuera de la estructura del Gobierno. En Ferraz, como en todos los demás cuarteles generales, creen que los votantes penalizarán a quienes consideren culpables de una carrera electoral. Por ello, Sánchez aspira a “matar” a Iglesias, pero, por ahora, tendiéndole la mano.