Sánchez mete presión al PSOE en su asalto al 10-N

Seis semanas por delante y el propósito de lograr una mayoría amplía para gobernar en solitario. El deseo de Pedro Sánchez puede quedarse sólo en eso, en una aspiración. El Presidente se ha abalanzado a esta carrera a la búsqueda del centro, con constante firmeza en apelaciones al marco constitucional como aviso - “yo no amenazo”, gusta repetir - a los separatistas.

Aunque la consigna oficial en La Moncloa y en Ferraz es dejar en cuarentena los sondeos, todos dejan en el aire grandes trasvases de votos. Ahora mismo. El consenso de cálculos en manos de estrategas situarían al PSOE entre 123 y 130 escaños, según ha sabido la Cadena COPE, esto es, una mejora de hasta media docena de diputados, dejando siempre cegada la posibilidad de una suma de PP, Ciudadanos y Vox. La labor del equipo de campaña y de las federaciones sigue siendo movilizar al elector socialista, tentado en quedarse en casa, y sumarle a los decepcionados con la derechización de Albert Rivera.

Para lograrlo, el secretario general de los socialistas ha emprendido una maratoniana agenda, recorriendo territorios y dando también una media de una entrevista diaria. El Comité Electoral ha trazado milimétricamente una hoja de ruta para centrarse en la utilidad del voto, buscando diluir el “todos contra Sánchez” e imponer el plebiscito de “O Sánchez o bloqueo”. El periplo presidencial, sostienen con agrado en Ferraz, va “calentando” a la militancia. El líder del PSOE mete así en vereda a la organización, mientras las federaciones, más aún los principales graneros de votos, se darían por satisfechas con conservar los diputados obtenidos el 28-A. Ya rentabilizaron al máximo la distribución de escaños. 

Casillas de salida aparte, y sin dejar de introducir ajustes al discurso oficial ante el deterioro económico – la inquietud social está disparada según el mismo CIS de José Félix Tezanos -, presentándose como única garantía de ofrecer una respuesta socialdemócrata a las negras perspectivas, la coyuntura ha servido en bandeja al Presidente la posibilidad de diferenciar entre “dos campañas”. El entorno de Sánchez incide una y otra vez en que la sentencia del Tribunal Supremo del procés “marca” un antes y un después en la carrera a las urnas.

Fruto de ese telón de fondo, desde la cartelería de campaña con el “Ahora, España” impreso en blanco sobre fondo rojo, el jefe del Ejecutivo ha convertido el despliegue del 155 en un arma electoral. Así, se ha tratado de afianzar ante la opinión pública la idea de que Sánchez está preparado para dar pasos extraordinarios. El plan está diseñado y el Gabinete, como es su responsabilidad, tiene contemplados todos los escenarios desde hace meses, siempre a la espera de convertirse en el refugio, “la opción de Estado” le llaman, ante un incendio en Cataluña.

Esa es la clave en la que los ideólogos de La Moncloa y de Ferraz pretenden acabar de situar la campaña, un eje nacional. Pedro Sánchez frente a Quim Torra como campo de batalla.