La vida berlinesa de Puigdemont

El fondo de la ANC también da para pagar los entre 70 y 100 euros por noche que cuesta el aparta-hotel Adagio, donde el expresident se hospeda 

La vida berlinesa de Puigdemont

Rosalía Sánchez

Publicado el - Actualizado

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La “caja de solidaridad” no quedó agotada con la fianza de 75.000 euros que permitió a Puigdemont salir de la cárcel de Neumünster. También da para pagar los entre 70 y 100 euros por noche que cuesta el aparta-hotel Adagio de la calle Lietzengburgerstr 89, destinado a la estancia del ex presidente de Cataluña en Berlín y con el que juega al despiste con los periodistas. Puigdemont alterna esa dirección con la casa de un buen amigo instalado en la ciudad, en el que es agasajado con cenas y visitas como la de Artur Mas. Este fin de semana ha recibido a su mujer y a sus hijas y ha podido disfrutar de unos soleados días en familia. Evitando a los fotógrafos, prescinde de paseos y terrazas, a pesar del buen tiempo. “Hasta que no nos digan, ese apartamento no se limpia, eso nos dijeron. Después vamos recibiendo instrucciones: ahora se limpia, y se envía a alguien que haga el servicio a la mayor rapidez”, señala una de las trabajadoras que se ocupan de la limpieza del establecimiento.

Las dos personas que no se separan de él ni un momento y que organizan los detalles más domésticos son el empresario Josep María Matamala y la delegada de Cataluña en Alemania hasta la aplicación del 155, Maria Kapretz. Son ellos quiénes se ocupan de la logística y los suministros, incluso las comunicaciones. Puigdemont se limita a hacer política.

Además de la entrevista concedida a la televisión catalana y su actividad en las redes sociales, Puigdemont ha fijado en Berlín una agenda de contactos que le permite difundir su visión del conflicto de Cataluña a los más diversos niveles. Desde empresarios alemanes hasta políticos de diversos partidos, se reparte entre entrevistas personales y encuentro privados en pequeños círculos, nunca abiertos a la prensa y en tono de confidencialidad. “Ha sido una comida sencilla, una excusa para sentarnos y escuchar lo que tiene que decir”, se limita a explicar un asistente a la reunión del domingo. “Lo siento muchísimo, pero la prensa no tiene acceso”, se excusaban los porteros. Pero eso no es del todo cierto. Periodistas catalanes e internacionales sí son admitidos e incluso Puigdemont ha accedido a grabar un día entero de su cotidianeidad berlinesa con un canal de televisión británico. “Algunos de los encuentros que mantiene son confidenciales, no tiene por qué informar a la prensa de todo lo que hace”, justifican fuentes próximas a ANC en Alemania, decididas a alejar a los medios del ex presidente de Cataluña. Mientras este fin de semana se han convocado marchas de apoyo a Puigdmeont en otras ciudades como Frankfurt, en Berlín se ha preferido no agitar las aguas en torno al expresidente. Su agenda exige, por lo visto, calma alrededor.

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