El escepticismo se abre paso en el PSOE con la batalla fiscal de Sánchez

Todo a una carta. Es la apuesta. Pedro Sánchez persiste en dibujar una España de buenos y malos en el clarinazo oficial de un tiempo inevitablemente marcado por la cuenta atrás a las urnas. La bomba de racimo del goteo de bajadas de impuestos en comunidades gobernadas por el PP cayó como un mazazo en La Moncloa. La reacción estuvo clara. Nada de dejarse llevar por una tromba fiscal popular no prevista en ninguna pizarra del núcleo duro presidencial.

Con el paso cambiado ante el efecto dominó del debate fiscal abierto desde Andalucía a Galicia, la carrera emprendida por Sánchez ha sido la de confrontar con el Partido Popular, sacar la artillería, e improvisar un gravamen a las grandes fortunas. Esa es la viga maestra sobre la que va a descansar la estrategia del estado mayor socialista. La contraofensiva para sobreponerse a la embestida ha impactado de lleno en la estructura territorial del PSOE.

“Las buenas estrategias son aquellas que funcionan”. La elocuente observación de un alto mando autonómico socialista resume en parte el pálpito de la organización, fuera de los muros de La Moncloa y de Ferraz. En distintas federaciones muestran más cautela y proyectan menor confianza, que la pretendida por Sánchez y su núcleo duro para socavar la imagen del PP. “Ya veremos a dónde nos lleva esto. Es difícil saberlo”, admiten cargos dudosos de estar ante la mejor forma de hacerse ante la opinión pública con la batalla del relato. Sufrirán si los populares hacen suya la bandera de la rebaja impositiva. Más aún de lo ya previsto si cabe.

En el fondo, lo que subyace tras la incredulidad es una angustia porque entre cuadros del PSOE se nota el pánico electoral. En esos niveles creen arriesgada la reacción gubernamental desplegada como un motor para activar a la izquierda y, desde luego, aprecian la necesidad de “redoblar la pedagogía”. Y ello, además, cuando de nuevo se ha robado una medida estrella que insistentemente, y hasta la semana pasada con nulo éxito, ha enarbolado Unidas Podemos. “Deberíamos buscar votantes por todas las esquinas, pero nos dedicamos a achicar nuestro espacio electoral”, avisan de forma soterrada cuadros territoriales.

Llamada a capítulo

“Empecé a militar en 1992 y después de 30 años pocas veces he visto tanta unidad como la que tiene el PSOE ahora”, zanjó días atrás Pedro Sánchez, queriendo dar por pantalla pasada la sacudida interna de Emiliano García-Page tras presentirse, al igual que muchos otros de sus compañeros de siglas, un posible damnificado del desgaste del Gobierno en las municipales y autonómicas. Las críticas del castellano-manchego desencadenaron malestar en el partido y el regocijo del PP. Las llamadas a capítulo al barón llegaron desde el corazón de La Moncloa.