Sánchez prepara el terreno para encarar un "calvario" en otoño

“Todo el país piensa ahora en veranear. Pero el otoño puede ser peligroso”. Este lamento se barrunta en círculos del Gobierno. “Tenemos la responsabilidad y la urgencia de acertar”, añaden en un diagnóstico ampliamente compartido dentro de las estructuras socialistas. Las consecuencias de una guerra a las puertas de Europa resultan tan visibles en la vida cotidiana de los ciudadanos que han atravesado los gruesos muros de La Moncloa. Y ahora Pedro Sánchez y su equipo afrontan un “calvario”. Y, desde luego, preocupan los daños en la imagen del líder.

No hay discrepancias internas sobre la delicada situación entre sus manos. Y “tras el regreso de las playas”, inciden ámbitos gubernamentales, “nos veremos con una cuesta más empinada”. “Será horrible”, vaticinan algunos. El Ejecutivo sumará nuevos disgustos los próximos meses. Sánchez, sin embargo, confía en su capacidad estratégica para sobrevivir a esta crisis, aunque el ritmo escape de su control. “Son tiempos para liderazgos fuertes”, avisa el núcleo duro. Esto es, aunque con otras palabras, de pregonar el “presidencialismo” en la toma de decisiones.

La órbita más próxima al Presidente traslada su determinación en mantener el rumbo, pero ello también pasa por preparar el terreno para lo peor. “Habrá más medidas, todas las necesarias, al servicio del control de una inflación inasumible”, sostienen, siendo conscientes de que el IPC seguirá en los dos dígitos. El Ejecutivo se pertrecha para muchos días por venir de malos titulares, pero lo hará, aparentemente, teniendo atada la mayoría de la investidura. La Moncloa ha tenido muy presente al italiano Mario Draghi y la implosión de su Gobierno de unidad. “Sánchez ha sabido anticiparse y no correrá la misma suerte de Draghi”, defienden los suyos.

Incluso están convencidos de salvar los últimos Presupuestos de la Legislatura. Sería, en cualquier caso, una ardua negociación, de elevado precio, con sus socios habituales. A efectos de formar mayorías, para Sánchez, el Congreso de los Diputados suma unos 200 diputados. Es decir, grosso modo, todas las siglas, salvo PP, Vox y CS. El estado mayor socialista conserva intacta la técnica de aislar al principal partido de la Oposición. Así, los principales ministros se han vanagloriado estos días sin pararse en barras de dejar a los populares en un “rincón”. Por supuesto, la estrategia siempre está amenazada por la incierta evolución de los acontecimientos, incluidas las derivadas de países más expuestos al suministro del gas ruso como Alemania.

“Habrá que zafarse, hacer pedagogía y conservar la iniciativa”, repiten desde el corazón de La Moncloa. “No hay elección”, insisten. Los nervios, disimulados tras arrastrar el júbilo de un vitamínico Debate sobre el estado de la Nación, campan de puertas para adentro. Gobierno y PSOE optan por poner el énfasis en la meta de la recuperación económica. Pero, puesto sobre la mesa el argumentario oficial, solo pueden reconocer que “todo apunta” a un escenario extremo. Pase lo que pase, la senda está marcada y Pedro Sánchez en ningún caso se desviará de ella. “Otros momentos también se presuponían los peores para el Presidente y siempre ha renacido”. Es uno de los coros más repetidos en círculos socialistas.