Sánchez recurre al Consejo de Ministros en busca de votos el 19-J

La batalla gubernamental en la recta final de las urnas andaluzas estará en el relato. La sala de máquinas del PSOE tiene claro que, por encima de cualquier otra circunstancia, debe intentar movilizar a un electorado al que, a estas alturas de la contienda, les está costando llegar. En estas circunstancias, Pedro Sánchez pretende ensayar una llamada al voto útil haciendo gravitar la agenda socialista en arrogarse la construcción del Estado del bienestar.

La prueba más palpable de la necesidad de librar el tramo final de la campaña en esa clave pasa por el recurso este martes al Consejo de Ministros con la luz verde a inversiones para, según el argumentario oficial, blindar la “equidad”, “cohesión” y “universalidad” de la sanidad pública, además de aprobar un plan de salud bucodental por valor de 44 millones de euros. Siguiendo sus usos y costumbres, Sánchez tira de nuevo de la cita semanal del Gobierno para devolver al PSOE a la carrera.

La “ampliación de derechos”, según los estrategas socialistas, permite reforzar su perfil de “izquierdas”, echando manos, además del recordatorio de los avances sociales de sus siglas. El empleo electoral del Consejo de Ministros ayuda a repartir los consabidos mandobles al PP con la manoseada disyuntiva de “más derechos o más derechas”. El núcleo duro presidencial ha escrutado las tripas del CIS, cuyos barómetros inciden en la sanidad como el segundo problema de los andaluces, aunque a gran distancia tras el desempleo.

La acción en medio de una campaña socialista averiada llega a la desesperada. Al fin y al cabo, desempolvan el programa de gobierno de coalición sellado en 2019. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dejaron por escrito, entre sus líneas maestras, avanzar en el “blindaje” del sistema sanitario, apostando por “la gestión pública directa” o introducir “progresivamente” “la Atención a la Salud Bucodental de la población en cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud”. Recuperar los compromisos servirán a centrar el tiro de Sánchez, que ha renunciado a mitinear el jueves en Huelva y ya solo tiene previsto acudir a otro acto más del PSOE-A. Será en el cierre de la campaña al día siguiente, el viernes, en Sevilla.

Es su última esperanza con las encuestas en contra. Ferraz sigue queriendo creer en la capacidad de resistencia de sus siglas en una federación talismán durante casi cuatro décadas. Si las urnas confirmasen los 33 diputados de 2018 y el millón de votos, el PSOE consideraría salvados los muebles. Un retroceso por debajo de esas cifras, y más aún por debajo de los 30 escaños, Pedro Sánchez tendría muy difícil contener el actual ambiente de desazón interna en sus filas.