Una demora en la investidura de Sánchez azuza el miedo al desgaste

El tiempo corre en contra de los planes de Pedro Sánchez. Aferrado a su pacto de sellado con Pablo Iglesias como el camino para vencer el bloqueo político, se sigue alejando la posibilidad de un Gobierno de coalición antes de Navidad. La idea de una investidura, apoyada desde fuera como mínimo con la abstención de ERC, está cayendo en barrera por el enroque en las posiciones de los separatistas, descolocando las piezas del tablero.

Las prisas para conseguir mover de su casilla de partida a los secesionistas que necesita para la reelección están aún lejos de salir tal y como esperaban en La Moncloa y en Ferraz y, a pesar de la entrega gubernamental ante las cámaras, aún queda trecho para hacerles entrar de lleno a la arena del acuerdo. El propio Presidente en funciones ha “tragado” con hablar de “conflicto político” en Cataluña, en línea con la declaración de Pedralbes. Quiso unirse, entre otros, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, blanqueando a los potenciales socios denominándolos la otra “izquierda histórica”. Todo vale ya, pero ERC resiste.

Los constantes mensajes del Gobierno para cerrar una negociación cuanto antes chocan con la necesidad de tiempo de los separatistas para realizar la transición del “no” a la “abstención”. El encuentro entre los equipos designados por ambas partes encabezados por Adriana Lastra y Gabriel Rufián del jueves, día 28 de noviembre, en las dependencias del Congreso de los Diputados, terminó, a pesar de los esfuerzos socialistas, sin un comunicado conjunto. Para soslayar el tropiezo, el Ejecutivo puso el acento en la nueva reunión entre los negociadores de este mismo martes 3 de diciembre, a las 17:00 horas. “Si hay más citas, hay nuevas oportunidades”, repiten, pero el recorrido se antoja cargado de obstáculos. Más aún cuando, también el martes, a las 16:00 horas, Lastra se ha visto en la tesitura de aceptar una cita con JxCAT, con Laura Borràs y Míriam Nogueras, prestas a meter una cuña entre unos y otros.

A pesar de haber estado sobre la mesa del equipo presidencial, según tuvo constancia la Cadena COPE de fuentes de toda solvencia, Sánchez ha decidido plegar velas y negarse a subir a la tribuna de oradores si antes no tiene atada la votación. Ha declinado la solución desesperada de sumar el rechazo de la Cámara Baja y poner a prueba el compromiso de los demás con la gobernabilidad. Fuentes cercanas al líder del PSOE señalan que se trata de otra forma de presión para tratar de desencallar el proceso y, de paso, salvaguardarlo del desgaste. En este ambiente, Sánchez ha estado desaparecido, encerrado en La Moncloa. El Presidente comparece este lunes, sobre las 16:30 horas, en rueda de prensa, en el marco de la Cumbre del Clima (COP25). A todas luces, una oportunidad para estrechar el círculo.

Y es que, y aún cuando el círculo inmediato de confianza del Presidente, mantiene en público su intención de fijar el debate de investidura los días 16, 17 y 19 de este mismo mes de diciembre, se trabaja ya con el horizonte del mes de enero, a mediados, como un escenario “más real” para celebrar la sesión, a pesar de que el Gobierno se resiste a dar nada por perdido. “Todo en política es posible hasta el final”, aventuran las mismas fuentes. Sin embargo, el actual impasse extiende dentro del alto mando del PSOE el agobio de una evidente erosión. Al fin y al cabo, “cada día que pasa sin capacidad de poner en marcha el nuevo Gobierno, reconocen sotto voce, representa una derrota. Más desgaste sufre la entente con Iglesias”.

De esta guisa, el Presidente mantiene el reloj en contra, aunque ejecuta cambios en el círculo del Poder. En el arranque de la Legislatura, Meritxell Batet seguirá presidiendo el Congreso, mientras Pilar Llop, juez especializada en violencia de género, sustituirá a Manuel Cruz al frente del Senado.