Biden autorizó ataques con armas de largo alcance dentro de Rusia

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha autorizado a Ucrania el uso de misiles de largo alcance fabricados en EE.UU. para realizar ataques limitados dentro del territorio ruso, según informó hoy el diario The Washington Post, citando a dos altos funcionarios del gobierno estadounidense. Aunque ni la Casa Blanca ni el Pentágono han confirmado oficialmente la autorización, esta decisión podría representar un cambio significativo en el apoyo militar estadounidense a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa.

Un permiso en respuesta a los refuerzos de Corea del Norte

El permiso otorgado por Biden responde, según las fuentes citadas por The Washington Post, a la presencia creciente de soldados norcoreanos en Ucrania. De acuerdo con la inteligencia estadounidense, alrededor de 10.000 tropas norcoreanas han sido desplegadas en apoyo de las fuerzas rusas, especialmente en la región de Kursk, donde el ejército ruso intenta recuperar el territorio que ha sido capturado por las fuerzas ucranianas. La llegada de estos soldados de Corea del Norte ha generado preocupaciones adicionales, tanto por la intensificación del conflicto como por la posibilidad de que el régimen de Pyongyang envíe más tropas en el futuro.

Además de servir como una respuesta táctica a la intervención norcoreana, la decisión de Biden también tiene un componente diplomático dirigido a advertir a Corea del Norte que no envíe más refuerzos. Esta medida subraya la preocupación de Washington por la creciente alianza entre Moscú y Pionyang, que se considera una amenaza no solo para Ucrania, sino para la seguridad global.

El uso de misiles ATACMS: una herramienta de largo alcance

Las armas autorizadas para su uso son los misiles ATACMS (Army Tactical Missile System), que son capaces de transportar cabezas convencionales o de racimo. Estos misiles tienen un alcance de hasta 190 millas (aproximadamente 300 kilómetros), lo que les permite golpear objetivos estratégicos dentro de Rusia, pero aún a una distancia limitada de las fronteras ucranianas.

Este tipo de misiles de largo alcance es precisamente lo que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha solicitado durante meses. El gobierno ucraniano argumenta que armas de este tipo son esenciales para contrarrestar la superioridad militar rusa, permitiendo a las fuerzas ucranianas atacar infraestructuras clave y debilitando la capacidad de combate de las tropas invasoras. Sin embargo, hasta ahora, Estados Unidos había sido reticente a proporcionar estos misiles, debido a los riesgos de que su uso pueda escalar el conflicto.

El contexto político y las implicaciones para las negociaciones futuras

De confirmarse esta autorización, la decisión de Biden podría marcar un punto de inflexión en el conflicto, justo cuando el panorama político en Estados Unidos se prepara para un posible cambio de administración. En enero de 2025, el expresidente Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia, y ha sido claro en sus críticas al apoyo de EE. UU. a Ucrania, prometiendo poner fin al conflicto a través de negociaciones directas con el presidente ruso, Vladímir Putin. Aunque Trump no ha detallado sus propuestas, algunos analistas temen que podría estar favoreciendo un acuerdo que implique la cesión de parte del territorio ucraniano a Rusia.

En este contexto, la entrada en juego de los misiles de largo alcance podría fortalecer la posición de Ucrania en futuras conversaciones de paz, ya sea con Trump en la presidencia o con otros actores internacionales. Un refuerzo significativo de la capacidad militar ucraniana podría equilibrar las negociaciones, dando a Kiev una mayor influencia sobre los términos de cualquier acuerdo final.

Una escalada controlada

La autorización de ataques limitados dentro de territorio ruso con misiles de largo alcance es una escalada controlada que busca, en principio, no provocar una guerra total con Rusia, sino dar a Ucrania las herramientas necesarias para contrarrestar los refuerzos de Moscú y Pyongyang. Sin embargo, este tipo de acciones tiene el potencial de intensificar aún más el conflicto y de modificar la dinámica internacional, especialmente si Rusia considera que estos ataques cruzan una línea roja.

En cualquier caso, esta decisión subraya el compromiso continuo de la administración Biden con Ucrania, en un momento en que las tensiones globales siguen siendo altas y el futuro del conflicto sigue siendo incierto.