Francia, ¿y ahora qué? Los escenarios posibles tras la moción de censura de Michel Barnier

Hay una serie de interrogantes sobre la estabilidad del ejecutivo de Emmanuel Macron tras la crisis política incendiada por partidos de izquierda como Francia Insumisa y ultraderecha de Marine Le Pen

Michel Barnier (primer ministro francés) habla en la Asamblea Nacional, en la cámara baja del Parlamento francés, el 1 de octubre de 2024 en París, Francia.
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Asunción Serena

Asunción Serena explica lo sucedido en las últimas horas en torno a la moción de censura de Michel Barnier

José Manuel Nieto

Publicado el

4 min lectura

La reciente caída del primer ministro Michel Barnier, tras la histórica moción de censura aprobada por la Asamblea Nacional, ha sacudido la política francesa, dejando en el aire una serie de interrogantes sobre el futuro del gobierno de Emmanuel Macron. Esta crisis política, que ha puesto fin al mandato de Barnier tras apenas tres meses en el cargo, abre múltiples escenarios sobre lo que podría ocurrir en los próximos meses.

Michel Barnier, quien fue designado por el presidente Macron para liderar el gobierno tras unas elecciones legislativas sin mayoría clara, se enfrentó a un panorama político fragmentado y polarizado. Con la designación de Barnier, el presidente intentó calmar la tormenta política generada por la fragmentación del Parlamento, pero pronto se hizo evidente que la situación no sería fácil. La coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), que había aspirado a un liderazgo propio en el gobierno, rechazó de inmediato la elección de Barnier, un conservador de largo recorrido que había sido comisario europeo y negociador jefe del Brexit.

A pesar de su vasta experiencia, Barnier no pudo sortear las dificultades políticas internas. Tras una serie de negociaciones infructuosas para aprobar los presupuestos nacionales, y con una oposición feroz tanto de la izquierda como de la ultraderecha, el primer ministro recurrió al artículo 49.3 de la Constitución francesa, un mecanismo que le permitió aprobar el presupuesto por decreto. Este gesto, aunque legal, desató una reacción en cadena: tanto el NFP como la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen presentaron mociones de censura, y, sorprendentemente, ambos bloques se unieron para lograr la caída de Barnier.

El resultado fue el primer rechazo exitoso a un gobierno en 62 años en Francia, y la renuncia de Barnier a un puesto que había ocupado durante solo tres meses, el mandato más corto de un primer ministro en la historia contemporánea de la Quinta República. Su caída pone en evidencia no solo las dificultades del gobierno de Macron, sino también las tensiones internas que atraviesan la Asamblea Nacional.

Francia, ¿y ahora qué?

Con el primer ministro fuera de escena, la atención se dirige ahora al presidente Emmanuel Macron. Aunque la moción de censura no implica su destitución, el presidente se encuentra en una situación de extrema fragilidad política. Con una popularidad en mínimos históricos y una Asamblea Nacional completamente dividida, la figura de Macron está siendo cuestionada desde los dos extremos del espectro político.

El respaldo de la izquierda a la moción de censura, liderada por el NFP, y el apoyo también inusitado de la ultraderecha de Marine Le Pen, reflejan el creciente aislamiento del presidente. Desde ambos extremos se ha pedido su dimisión, pero Macron ha dejado claro que no tiene intención de dimitir. En declaraciones recientes, reafirmó su compromiso con el cargo: "He sido elegido dos veces por el pueblo francés. Estoy muy orgulloso de ello y honraré esta confianza hasta el último segundo de mi mandato". De esta manera, Macron pretende continuar su segundo mandato hasta 2027, aunque los desafíos por delante son innegables.

Con el gobierno de Barnier colapsado, Macron se enfrenta ahora a la difícil tarea de encontrar un nuevo primer ministro. Las opciones son limitadas debido a la polarización política y la falta de mayorías claras en la Asamblea Nacional. En este contexto, una opción podría ser que Macron pida a Barnier que siga como primer ministro interino hasta que se logre formar un nuevo gobierno. Sin embargo, esto no resuelve el problema estructural: la fragmentación política hace casi imposible que una figura consensuada entre las diferentes fuerzas logre un apoyo sólido.

Si bien algunos observadores sugieren que Macron podría intentar formar un nuevo gobierno de coalición, la falta de un bloque mayoritario en el Parlamento hace que cualquier intento de alinear a los partidos con una agenda común sea un reto monumental. La experiencia de Macron en los últimos años, que ha visto cómo su partido perdió la mayoría absoluta en las elecciones de 2022, y la fragmentación política resultante, dificultan enormemente la tarea de gobernar.

Escenarios Posibles

Una opción, aunque temporal, podría ser que Barnier siga en el cargo hasta que se logre formar una coalición estable. Esto le permitiría a Macron ganar tiempo, pero no resolvería los problemas estructurales del sistema político. Si Macron decide formar una coalición, las negociaciones serían complicadas, ya que ningún bloque tiene la mayoría suficiente para gobernar sin hacer concesiones significativas a sus oponentes.

Si la situación política sigue deteriorándose, podríamos ser testigos de una creciente polarización y crisis institucional. En este escenario, las demandas por una reforma política más profunda podrían aumentar, con una posible modificación del sistema electoral o nuevas elecciones legislativas anticipadas. Aunque poco probable en este momento, la creciente presión y la pérdida de apoyo popular podrían hacer que Macron considere la posibilidad de dimitir antes de que termine su mandato.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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