La policía de Manchester ignoró deliberadamente una plaga de violaciones de niñas

Agentes y trabajadores sociales protegieron a la red de pedófilos y no a las víctimas

La policía de Manchester ignoró deliberadamente una plaga de violaciones de niñas

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los hechos se remontan a 2004. Un centenar de pederastas actuó impunemente y nadie hizo nada. Se investigó, se hallaron evidencias y se enterraron. Al menos 57 menores fueron abusadas sexualmente, muchas de ellas denunciaron, pero los adultos optaron por callar.

Ahora se busca a los culpables. No solamente a los 97 pedófilos que en su día fueron identificados como sospechosos, sino también a los agentes que les permitieron cometer sus crímenes. El actual jefe de la Policía de Manchester, Ian Hopkins, ha pedido perdón públicamente “a todos los niños que sufrieron abusos a la vista de todos” y asegura estar “personalmente asqueado”. Aunque él habla en genérico -“children”-, se trata en su mayoría de chicas adolescentes que estaban en situación de vulnerabilidad o exclusión social.

“Quiero ser claro al afirmar mi compromiso de hacer todo lo posible para garantizar que estas víctimas reciban hoy la justicia que se les negó hace 15 años. Se trata de una prioridad absoluta para la Policía de Manchester”, ha recalcado Hopkins en una nota oficial. Y ya se está investigando internamente la conducta de los agentes implicados.

Se sabe que las víctimas llegaron a facilitar nombres, apellidos e incluso direcciones de sus agresores. Todos ellos varones asiáticos. Y ese es uno de los factores que, según la investigación independiente que ha permitido reabrir el caso, condujo al silencio: el miedo a ser acusados de racistas y el terror a las represalias. El otro factor determinante, arrojan las conclusiones reveladas esta semana, fue el desprecio hacia las víctimas como “presas fáciles”.

En el origen del nuevo informe están una abuela coraje, una detective guerrera y un equipo de periodistas que siguieron hasta el fondo la muerte de Victoria, una niña de 15 años que estaba al cuidado de los servicios sociales de la ciudad de Rochdale. Fue violada por un hombre asiático de 50 años que, además, le inyectó heroína. Murió dos meses después por sobredosis. Su historia sirvió de hilo conductor en el reportaje-denuncia “The Betrayed girls” (las chicas traicionadas), que emitió la BBC en 2017. Solo entonces la policía reactivó las investigaciones.

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