¿Por qué no tiene sentido derribar las estatuas de Colón en Estados Unidos?
Algunos protagonistas de las protestas raciales la han tomado con el navegante italiano, más importante para Norteamérica de lo que creen los más críticos
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Las protestas raciales en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd tienen un nuevo objetivo desde el martes: Cristóbal Colón. Al menos cinco estatuas del conquistador han sido atacadas en varios puntos del país durante las últimas horas. Los destrozos han tenido lugar en Boston, Miami, Houston, St. Paul (capital de Minnesota) y Richmond.
La estatua de Colón en Boston, que ya había sido objeto de vandalismo con anterioridad, ha aparecido decapitada, lo cual ha motivado su retirada hasta nueva orden del espacio público. En Miami, varias personas fueron detenidas por acabar con la escultura, situada en el centro de la ciudad. En el caso de Houston, la cara y las manos del descubridor de América aparecieron pintadas de rojo.
En St. Paul se logró bajar la efigie de su pedestal, aunque la peor parte se la llevó la estatua de Colón presente en Richmond: fue derribada, incendiada y arrojada a un lago. El motivo de tanto odio hacia el navegante italiano por parte de los activistas raciales es que este representa, a su juicio, la colonización y el genocidio contra la población indígena.
Que algunos ciudadanos estadounidenses la hayan tomado con Colón no parece tener mucho sentido. Al menos, si tenemos en cuenta argumentos como los siguientes.
Hay una fiesta dedicada a Colón en Estados Unidos
Lo que el 12 de octubre de cada año es la Fiesta Nacional o Día de la Hispanidad en España, se convierte en el Día de Colón o Día de la Raza en la tierra de las oportunidades. Una fecha que conmemora, como no es difícil imaginar, el descubrimiento de América (1492).
Algunos estados del país han pasado a denominar la fiesta como Día de los Pueblos Indígenas, lo cual causó cierto malestar entre la comunidad italoamericana. Se trata, por tanto, de un día con cierto eco en Estados Unidos. Uno en el que incluso se celebran desfiles de entidad, como ocurre en Nueva York.
El principal objetivo de la festividad es la honra (sobre todo) a la población hispana que reside en territorio estadounidense. Y que tendría todo el derecho del mundo a sentirse ofendida por los ataques contra la simbología relativa a Colón en Norteamérica.
No hubo genocidio en la conquista de América
Colón pudo llegar hasta el Nuevo Mundo gracias al mecenazgo de los Reyes Católicos en España. Los indígenas que se vieron conquistados fueron protegidos: no hubo vulneración de sus derechos ni ningún tipo de masacre, sino mestizaje. Es decir, un cruce de razas distintas.
El proceso de colonización tuvo un componente mucho más amable que en los casos protagonizados por otros países: se fundaron ciudades, se aportaron muchos elementos propios de la época a los lugares conquistados, se buscó la conversión religiosa…
En este punto, los ataques contra las estatuas de Colón también flaquean. Claro que hubo muertes a consecuencia de la conquista, pero en ningún caso a tan gran escala como apuntan los más críticos.
Estados Unidos es producto de la colonización
Estados como Alaska, Florida y Luisiana fueron descubiertos a partir de la conquista española. Después, serían los ingleses quienes descubrirían y controlarían buena parte de los territorios estadounidenses. Ellos estuvieron al mando en la zona hasta que, como es bien sabido, Estados Unidos logró la independencia en 1776.
Por tanto, podría decirse que aquellos que protestan con tanto fervor contra Colón estos días quizá no tendrían razón sin el hito que él protagonizó en el siglo XV. ¿Será Isabel la Católica la próxima víctima de la indignación popular? Veremos, pero ella también tiene alguna que otra estatua en su honor en un país, Estados Unidos, que ahora repudia algo que, en buena medida, es parte de sus orígenes.