Putin se desmarca del tratado de desarme START III: ¿En qué consiste y cómo nos puede afectar?

A tres días de que se cumpla el primer aniversario de la invasión rusa en Ucrania, desde Moscú Putin acusa a la OTAN de haber iniciado la guerra

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En él ha vuelto a culpar a Occidente de la guerra en Ucrania y ha anunciado que

"Con la decisión de hoy sobre el Nuevo START, toda la arquitectura de control de armas ha sido desmantelada", ha advertido el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en la sede de la OTAN, poco después de las palabras de Putin.

SUSPENDE

Putin matizó que "Rusia no abandona, sino que sólo suspende" el cumplimiento del tratado sobre reducción de armamento estratégico ofensivo que expira en 2026, de lo que culpó a Estados Unidos. Adelantó que "si EE. UU. realiza ensayos nucleares con nuevo tipo de armamento estratégico, Rusia efectuará también pruebas" de esa clase. Eso sí, el líder ruso desvinculó su decisión del actual conflicto en Ucrania y el apoyo de Occidente a Kiev.

Además ha abogado porque la Alianza Atlántica se convierta en parte del tratado, ya que, recordó, países como el Reino Unido y Francia también cuentan con arsenales nucleares.

En noviembre de 2022 ambos países iban reanudar el diálogo estratégico en El Cairo, pero Rusia decidió a última hora posponerlo indefinidamente por la "falta de disposición" de Washington a tener en cuenta las prioridades rusas.

EL START-I

El Tratado de Reducción de Armas Nucleares Estratégicas (START-1), firmado por los presidentes estadounidense, George Bush, y de la URSS, Mijail Gorbachov, el 31 de diciembre de 1991, fue el acuerdo de desarme más ambicioso en la historia desde la II Guerra Mundial, fruto del proceso negociador abierto en plena "guerra fría" por las dos superpotencias.

Este Tratado START 1 estableció para cada país una reducción antes de diciembre de 2001 de sus arsenales de 10.000 a 6.000 cabezas nucleares y sus bombarderos estratégicos y misiles balísticos a 1.600.

Además, fijó medidas de verificación de compromisos y obligó a ambas potencias a intercambiar información de sus respectivas fuerzas nucleares estratégicas.

EL START-II

A este tratado siguió en 1993 el START-2, que suscribieron en Moscú los presidentes estadounidense, George Bush, y ruso, Boris Yeltsin, y que limitaba las cabezas nucleares de cada país a 3.500 (EEUU) y 3.000 (Rusia), para 2007 además de autorizar a ensayar y desplegar sistemas defensivos antibalísticos frente a un ataque.

El Tratado nunca fue ratificado por EEUU y fue abandonado por Rusia el 14 de junio de 2002, en respuesta a la decisión norteamericana de hacer lo propio con el Tratado ABM de Misiles Antibalísticos, lo cual permitía a Washington construir en Polonia y República Checa su estratégico escudo antimisiles, considerado por Moscú una amenaza directa a su seguridad.

De ahí que Rusia saliese, a finales de 2007, del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) -considerado piedra angular de la seguridad del continente y que habían suscrito en París un total de 28 países de Europa Occidental y Oriental, encabezados por EEUU y Rusia-.

EL START- III

Aunque el START caducó formalmente el 5 de diciembre de 2009, el Tratado se extinguió en la práctica con el nacimiento de su sucesor, Nuevo START o START 3 que firmaron en Praga los entonces presidentes de EEUU, Barack Obama, y de Rusia, Dmitri Medvédev, el 8 de abril de 2010

El Nuevo START limitó el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de 1.550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar o aire.

También redujo a 800 el de lanzaderas para misiles intercontinentales, lanzaderas submarinas para misiles balísticos y bombarderos estratégicos equipados para armamento nuclear, estén desplegados o no.

Durante los últimos años en los que el tratado se mantenía en vigor -expiraba el 5 de febrero de 2021-, se abrieron conversaciones entre las dos potencias para prorrogarlo. La principal discrepancia era la insistencia del Gobierno de Donald Trump para que China formara parte de las conversaciones, pese a que el gigante asiático se negaba a sentarse en la mesa de negociaciones al considerar que tiene muchas menos armas nucleares que Washington y Moscú.

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense las conversaciones cobraron nuevo impulso y el 3 de febrero de 2021, el presidente de EEUU, Joe Biden, acordó con su homólogo ruso, Vladimir Putin, prorrogar el START III por cinco años.


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