Sin Malaria en 2030
Cada dos minutos muere un niño en África por malaria. Senegal y Gambia se unen en la lucha contra la enfermedad
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Todo el mundo sabe que la malaria mata ¿verdad?. Pero no mata en Europa, mata en África. Mata en países sin recursos. En países con importantes bolsas de pobreza. Es un arma de destrucción masiva en el continente negro, por lo que se necesita un verdadero consenso internacional para erradicar una de las amenazas más letales.
Si todos los esfuerzos invertidos en la lucha contra el terrorismo en los países africanos se desplegaran para afrontar el mal endémico de la malaria, el mundo asistiría a menos episodios de violencia en África porque la desviación de los individuos hacia distintas formas de violencia halla respuestas en la vulnerabilidad.
Enemigo insidioso, mata a bebés, niños y mujeres. Destruye familias y ahonda aún más la pobreza. Todo esto lo produce la malaria. Se acerca la época de lluvias que comienza en los meses de verano en África y aparece la plaga de mosquitos. Muchos africanos se ponen a temblar porque la malaria no perdona y su combate no siempre es fácil. Bajo el lema "toda la familia, todas las noches y todo el año", los gobiernos de Senegal y de Gambia han lanzado una campaña conjunta para distribuir 11 millones de mosquiteros en 14 regiones.
Para un europeo la lluvia representa un fuente de recursos fundamental porque arrecia el campo como base de la economía familiar. Para otras sociedades, además de garantizar una buena cosecha para una economía de autoabastecimiento, también representa el peligro a la picadura del bicho malo. De momento la malaria no se combate con vacunas, a pesar de los numerosos científicos que hicieron de la lucha contra la malaria su caballo de batalla. En 2019, el sueño de alcanzar la vacuna aún no se ha logrado.
De las investigaciones más importantes elaboradas en este campo destaca las del español Pedro Alonso desde su laboratorio en Manhica (Mozambique). Los esfuerzos de este laboratorio y otros han conseguido prevenir la malaria, controlarla y salvar muchas vidas. Aún con todo, el paludismo (sinónimo de malaria) sigue teniendo efectos devastadores sobre la salud y los medios de vida de las personas en todo el mundo, en especial, África.
Casi medio millón de personas murieron el pasado año, según datos de la organización mundial de la salud (OMS), a causa de la malaria. En otras palabras, arrebata por minutos la vida de niños con menos de cinco años en África. "El hecho de que cada dos minutos muera un niño a causa de esta enfermedad prevenible y curable es inaceptable" aseguró en su último informe, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
La colaboración transfronteriza entre Senegal y Gambia es un buen ejemplo para el resto de los países del continente afín de luchar contra la lacra de la malaria. Las previsiones son ambiciosas porque apuntan a un mundo sin la enfermedad en 2030.
Al menos, reducir la tasa de mortalidad en un 80%. Se necesitan campañas preventivas como el despliegue masivo de mosquiteras hasta que aparezca el milagro de la vacuna. "Los vectores de la malaria y los parásitos no reconocen límites o fronteras, por tanto sólo los esfuerzos y colaboración conjunta pueden poner fin a esta enfermedad", aseguró en declaraciones a la Cadena Cope, la periodista de radio Future Media, Awa Mbaye desde Dakar, la capital de Senegal. "Esta primera experiencia podría inspirar a otros países del continente que comparten fronteras para combatir esta y otras enfermedades", matizó la periodista.