Sobres con ántrax: los ataques olvidados que aterrorizaron EEUU semanas después del 11-S
Estados Unidos estaba atravesando uno de los momentos más duros de toda su historia cuando una serie de sobres con ántrax comenzaron a viajar por varios estados del país
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Estados Unidos estaba atravesando uno de los momentos más duros de toda su historia. Las secuelas de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre eran más que evidentes y los estadounidenses aún vivían con el terror. El World Trade Center seguía llorando la pérdida de más de dos mil vidas que cayeron junto a las torres que se erigían en el centro de la ciudad de Nueva York. No obstante, la vida siguió y los ciudadanos trataban de sobrellevar el horror con toda la naturalidad posible.
No obstante, el terror no habría terminado allí. Fue el 2 de octubre del año 2001 cuando Robert Stevens llegó a Urgencias del Centro Médico JKK en Florida. El fotógrafo venía de pasar unas vacaciones en Carolina del Norte y lo primero que se le pasó por la cabeza fue haber contraído algún tipo de enfermedad durante su viaje. Días después, Stevens entró en coma. El 5 de octubre, Robert fallecía por inhalación.
El "ataque de bioterrorismo" que sacudió a Estados Unidos poco después del 11-S
Larry Bush, del departamento de Enfermedades Infecciosas, fue avisado para examinar a aquel hombre del que no había un diagnóstico claro y que, lamentablemente, terminó falleciendo. Contra todo pronóstico, el experto pensó en el ántrax e inmediatamente hizo un llamamiento a todos los funcionarios locales del departamento de salud. "Así comenzó una de las mayores investigaciones epidemiológicas y penales de la historia de Estados Unidos", aseguraron Larry Bush y su compañera, María Pérez, en un artículo publicado en 'Annals of Internal Medicine' donde hablaron precisamente de este extraño caso.
"Para nosotros fue una sorpresa, sobre todo a raíz de los atentados del 11-S, que la opinión inicial del Gobierno fuera que la exposición había sido un caso aislado", explicaron ambos expertos en su artículo. Sin embargo, a medida que avanzaba la investigación y con cada vez más casos notificados, lo cierto es que terminaron hablando de un posible "caso de bioterrorismo".
El caso del fotógrafo no fue el único, ya que en los dos meses siguientes se confirmaron 21 casos de posible inhalación de ántrax y se centraron en el origen de aquellas intoxicaciones graves. Una cepa de esporas de ántrax de “grado de armamento”. ‘NBC News’, el ‘New York Post, senadores, agentes gubernamentales… decenas de personas recibieron aquellas cartas. Algunos se contagiaron, otros, por su parte, tuvieron la suerte de salir ilesos.
Así se descubrió "el uso deliberado del servicio postal de Estados Unidos para esparcir las esporas". De los 50 estados del país, varios notificaron casos de intoxicación, evidenciando así la rápida expansión del ántrax.
Las consecuencias fueron terribles. Un total de 22 personas desarrollaron infección por la inhalación del ántrax. De todos ellos, murieron cinco personas: el fotógrafo de 'Sun', Robert Stevens; dos empleados de una instalación postal de Washington; una trabajadora de un hospital de Manhattan y una mujer de la que todavía se desconoce el motivo de su infección.
El último edificio expuesto al ántrax fue la antigua sede de American Media, Inc, en Florida, en otoño de 2001.
El lobo solitario que desencadenó una nueva ola de terror en EEUU
Bruce Ivins, el responsable del ataque biológico perseguido por el FBI, era uno de los más reputados microbiólogos de Estados Unidos pero no había sido el primero en ser investigado por los agentes.
Desde enero del año 2002, el FBI hablaron con el excientífico de armas biológicas del Ejército de Estados Unidos, Steven Hatfill, como parte de la investigación y fue considerado “persona de interés” por el FBI. Tras registrar su propiedad en varias ocasiones y concentrarse en decenas de expertos en armas biológicas.
No sería hasta principios de julio del año 2008, cuando el FBI comenzó a sospechar de Bruce Ivins. Tenía 62 años cuando supo que la agencia gubernamental iba tras sus pasos. Fue así como el FBI halló el cuerpo del microbiólogo sin vida, quien se había suicidado con una sobredosis de paracetamol y codeína.
En las semanas posteriores se publicaron documentos y correos electrónicos que evidenciaban el papel de Ivins en los ataques. No sería hasta mediados de febrero del año 2010 cuando el Departamento de Justicia, el FBI y el Servicio Postal estadounidense anunciaron formalmente que la investigación sobre los envíos había concluido.
Temor entre los estadounidenses por las muertes por inhalación de ántrax
Años después de la expansión del ántrax, el miedo siguió muy de cerca a los ciudadanos. De hecho, en diciembre de 2008, a modo de anécdota, el temor irrumpió en la Embajada de Estados Unidos en Madrid después de recibir "un sobre sospechoso".
Dentro del sobre había polvo blanco e inmediatamente lo relacionaron con el ántrax. Poco después se confirmó que la alerta había sido falsa pero aquello evidenció que los rescoldos de los ataques habían causado graves secuelas en los estadounidenses.