Línea Editorial

África pide una salida

Cal viva y radiales son algunos de los elementos que llevaban consigo varias de las seiscientas personas que se calcula que esta madrugada han saltado la valla que separa Marruecos de la ciudad de Ceuta

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José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

1 min lectura

Cal viva y radiales son algunos de los elementos que llevaban consigo varias de las seiscientas personas que se calcula que esta madrugada han saltado la valla que separa Marruecos de la ciudad de Ceuta. Las informaciones publicadas hablan de violencia inusitada y de numerosos heridos, entre policías y emigrantes.

Estas noticias corren como la pólvora porque constatan la fragilidad de los frenos fronterizos, la tensión en la que viven quienes aguardan en Marruecos y la dificultad de encontrar medidas efectivas que regulen y ordenen la presión migratoria. Se trata de noticias que despiertan pasiones tanto por parte de quienes piden políticas migratorias contrarias a las mínimas normas de humanidad y derechos humanos, como de quienes justifican lo injustificable.

Los servicios de acogida del Estrecho están desbordados, el Ministerio del Interior sigue deshojando la margarita de las concertinas, las decisiones de la UE no se han hecho efectivas y los Gobiernos atrapados por el miedo a los xenófobos anti europeístas no saben qué hacer o no quieren hacerlo.

Nadie dice que la decisión sea fácil pero entre los graves asuntos que afectan a los europeos está la inmigración y políticos como el italiano Salvini y otros como él, no pueden servir de excusa ni de coartada. África reclama una salida y si Europa no actúa por convicción, que lo haga al menos por necesidad.

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