Bolsonaro como síntoma

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil ha arrojado una victoria contundente del candidato radical Bolsonaro, que se ha quedado a pocos puntos de la mayoría absoluta. Es la expresión latinoamericana de un populismo de derechas muy crítico con los valores de la democracia, de hecho no ha ocultado su defensa de la dictadura brasileña.

Desde hace algunos meses se celebra un ciclo electoral en toda América Latina que va a cambiar la mayoría de sus líderes. El resultado final del proceso electoral en Brasil es decisivo porque se trata del gigante regional. Al comenzar este ciclo el gran interrogante era si los partidos más centrados iban a superar al populismo de izquierdas. Pero lo que no se preveía es que pudiera surgir una figura como la que puede alcanzar el poder en Brasil.

El ascenso de Bolsonaro se explica porque hay un porcentaje amplio de la población brasileña que rechaza al Partido de los Trabajadores de Lula. El PT tuvo un gran éxito en la lucha contra la desigualdad de los brasileños en la época de bonanza económica, pero ahora es identificado con la decepción posterior. La clase política brasileña ha sido incapaz de renovarse y la corrupción es un mal endémico que genera un gran cansancio y escepticismo. Bolsonaro es el gran aviso: la democracia no es un paisaje que se mantenga solo, sin reformas, sin retomar continuamente la conexión entra las instituciones y el pueblo.