Cambio de época

El cambio de posición de Trump respecto a la guerra defensiva en Ucrania no es solo síntoma de una profunda crisis geoestratégica. Estamos ante un ejemplo de la crisis antropológica y del cambio de coordenadas culturales en la que vivimos. Hasta ahora en Occidente se daba por supuesto que la democracia liberal era el mejor referente para la vida en común y que ese referente era de validez universal. Aunque no siempre se ha defendido de forma eficaz la universalidad de los principios de la democracia liberal, hasta ahora siempre había sido un referente.

Ahora estamos ante lo que el Papa Francisco llama un “cambio de época”. Los principios de la Ilustración, como señaló Benedicto XVI, han dejado de ser autoevidentes. Cada vez tiene menos sentido hablar de la división entre izquierda y derecha. La extrema izquierda y la extrema derecha se han entregado a un nacionalismo y un soberanismo que a menudo no respeta las instituciones democráticas. Parece que la única ley es la del más fuerte, en contra de lo que postularon las revoluciones liberales.

No será fácil superar esta crisis, pero como toda crisis contiene una oportunidad. Es cierto que una sociedad debe proteger los derechos y libertades de todos y cada uno de sus miembros, pero las reglas de juego no son lo único que une a las personas. Compartimos muchas cosas como la confianza, la capacidad de colaborar y de reconocer bines compartidos… Todos esos bienes comunes pueden mantener unido a un país y a la comunidad de las naciones.