Falta de profesionalidad

La subida del salario mínimo interprofesional se ha convertido en un bochorno. Se trata de un asunto grave por lo que respecta a las personas y familias que ingresan rentas mínimas y de una cuestión que merece acuerdos parlamentarios amplios por su trascendencia social, como apunta la Carta Social Europea. Y, sin embargo, sucede todo lo contrario. La discusión de este tema en el seno del Consejo de Ministros es un desbarajuste. La comparecencia que ayer protagonizaron la vicepresidenta Díaz con la portavoz Alegría demostró, una vez más, las graves desavenencias internas que habitan en el Consejo de Ministros. La rueda de prensa que Díaz y Alegría protagonizaron fue una vergüenza por las tensiones y los chascarrillos, pero sobre todo por la falta de profesionalidad.

No se pueden llevar a una rueda de prensa los desencuentros en torno a la decisión de Hacienda de hacer obligatoria la tributación por IRPF a los receptores del Salario Mínimo Interprofesional. Estos desencuentros evidencian la falta de unidad de criterio en la dirección de la política interna y revelan la ausencia de debates técnicos de enorme trascendencia social que deben ir más allá de posiciones ideológicas. La subida del salario mínimo, las discusiones acerca de los mínimos fiscalmente exentos y del deber, o no, de tributar, no son objeto de propaganda ni publicidad institucional. Es el Parlamento el que debe discutir estas cuestiones, buscar acuerdos amplios, adoptar decisiones que reduzcan la incertidumbre y aseguren la estabilidad económica que permita crear más y mejor empleo y, por supuesto, aumentar las rentas disponibles de trabajadores y familias.