Instalados en el disparate
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se aprueben o rechacen, los Presupuestos acordados por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se han convertido ya en el programa electoral de una posible coalición de izquierdas que se dispone a utilizar grandes dosis de demagogia frente al esfuerzo de la oposición para mostrar los efectos nefastos que esas políticas tendrían sobre el crecimiento económico, el empleo y la viabilidad de nuestro sistema de bienestar.
En las próximas semanas asistiremos a la matraca demagógica de que oponerse a esta fiesta del gasto es antipatriota y antisocial, en un intento de aislar al Partido Popular y a Ciudadanos, cuya denuncia de que estos presupuestos supondrán más déficit y más paro puede provocar rechazo en amplios sectores sociales. Es necesario evocar lo que sucedió durante la segunda legislatura de Zapatero, pero la memoria nunca ha sido nuestro fuerte.
Lo que busca el tándem Sánchez-Iglesias, con el apoyo necesario de los partidos que han intentado un golpe de Estado, es colocarse en la mejor posición para lograr en las próximas elecciones generales una mayoría que les permita legislar a sus anchas, sin la molestia de una oposición que todavía conserva cotas de poder suficientes para ponerle piedras en el camino. La imagen de Iglesias (una especie de vicepresidente en la sombra) negociando con Junqueras el apoyo a los Presupuestos en la cárcel de Lledoners, es la que mejor explica el disparate en el que Sánchez ha instalado a la política española.