El Rey no vive en una burbuja

La explosión de violencia que sufrieron los Reyes, el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalidad valenciana en su visita a Paiporta se explica por un conjunto de factores. Muchos de los vecinos están en shock por la pérdida de seres queridos, de sus casas y de lo que les permitía vivir con dignidad, y por los muchos desaparecidos, de los que no se han encontrado sus restos mortales. A eso hay que sumar que, casi una semana después de la tragedia, todavía el abastecimiento es precario y las calles son intransitables. Hay una sensación, más que justificada, de que los diferentes niveles de la Administración han reaccionado tarde y mal. Sánchez el sábado llegó a sugerir que si no había más ayuda es porque el Gobierno valenciano no la pedía. A todo eso se añade la voluntad de algunos radicales de aprovechar el dolor para desestabilizar.

El Rey quiso visitar Paiporta, acompañado de la Reina, en cumplimiento del papel que la Constitución le atribuye: la representación del Estado. Hay que valorar sin duda los riesgos que se corren en estos actos, pero el Jefe del Estado no puede vivir encerrado en una burbuja cuando una parte de la población sufre y cuando, sobre todo, se siente abandonada por las instituciones. Hay ocasiones en las que hay que asumir riesgos como hizo este domingo Felipe VI. La violencia jamás está justifica por mucho que sea el dolor y la rabia, recurrir a ella solo empeora los problemas. La entereza, la valentía y la capacidad de escucha de las que Felipe VI y la reina Letizia dieron muestra ayer son muy de agradecer en una situación que era muy difícil.