Veinte años de la muerte de Juan Pablo II
"Su pontificado fue extraordinariamente largo y fecundo y reformador"

Escucha la Línea Editorial del domingo 6 de abril
Madrid - Publicado el
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Se han cumplido esta semana 20 años de la muerte de san Juan Pablo II, un Papa que ha marcado en lo más profundo a millones de católicos de todo el mundo, como el Obispo de Roma encargado de “introducir a la Iglesia en el tercer milenio”. Su pontificado fue extraordinariamente largo y fecundo. Y reformador, no tanto quizá porque estos años supusieran una renovación doctrinal, que también, sino porque Karol Wojtyla, él mismo un padre conciliar, se encargó de llevar a todos los rincones del planeta la novedad del Vaticano II, poniendo así en marcha una serie de procesos sin los que hubieran resultado hoy impensables en la Iglesia dinámicas como la sinodalidad o las alianzas con otros grupos sociales que, en el contexto de sociedades plurales, colaboran hoy con las comunidades católicas en múltiples objetivos comunes en defensa del bien común.
Con el Papa Francisco, todavía convaleciente, fue su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, el encargado de recordar esta semana la efeméride en la Basílica de San Pedro. Como buen diplomático, Parolin no pudo evitar recordar con nostalgia la aportación de Juan Pablo II a favor de la paz mundial en estos tiempos de crisis del multilateralismo y de tremenda incertidumbre acerca del futuro. Por pertinente que sea esta referencia, palidece, sin embargo, al lado de la gran enseñanza de san Juan Pablo II, que consistió, ni más ni menos que en una interpelación a tomarse en serio la llamada universal a la santidad.