Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, con su habitual incontinencia verbal, ha pedido que se elimine de la parrilla de la programación del Ente Público Radio Televisión Española la transmisión de la Santa Misa los domingos. Una proposición no de ley que ha presentado Podemos en sede parlamentaria con el argumento de que España es un país aconfesional y la televisón pública “no es el espacio más sensato para los ritos religiosos”. Podemos no debiera hacer lecturas sesgadas del artículo 16 de la Constitución Española, que declara la aconfesionalidad del Estado y que asienta el principio de autonomía y de cooperación con las confesiones religiosas, en particular con la Iglesia católica. La transmisión de la Misa en La 2 de Televisión Española, líder de audiencia en esa franja horaria, se hace en el contexto de una programación en la que están presentes también las confesiones judía y musulmana, y responde a la realidad social de nuestro país, muy distinta de las fantasías de Podemos. La naturaleza de una televisión pública en el marco de nuestra Constitución requiere una sensibilidad positiva a la hora de reflejar la realidad de las confesiones religiosas: su testimonio, presencias y celebraciones. Propuestas como ésta de Podemos convierten a la formación morada en rehén de su ideología y no en servidora de los intereses y necesidades de los ciudadanos.