Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este fin de semana ha fallecido Fernando Álvarez de Miranda, fundador del Partido Popular Demócrata Cristiano, y uno de los miembros destacados en la formación de la histórica UCD de Adolfo Suárez. Además, fue Presidente del Congreso de los Diputados durante la Legislatura Constituyente, entre 1977 y 1979, y fue también uno de los firmantes de la Constitución del 78. Con tantos otros que, en ese momento histórico, supieron estar a la altura de las circunstancias, su figura nos trae el recuerdo de una etapa en la que España volvía a recobrar su pulso democrático y en la que se supieron aunar esfuerzos desde posiciones muy diversas para construir una convivencia pacífica y estable en el marco de un Estado de Derecho. Una etapa sobre la cual algunos, por desgracia, quieren hacer ahora una suerte de tabla rasa. No se trata de canonizar nada ni a nadie, sino de reconocer, poner en valor y aprender cómo se fue fraguando un consenso que regula hoy nuestra vida en común, abierto, naturalmente, a un perfeccionamiento constante. Entonces, con clarividencia y magnanimidad, ganó la esperanza al miedo, la serenidad a la inquietud y la reconciliación al distanciamiento. En la muerte de Fernando Álvarez de Miranda conviene recordarlo. Aquel tiempo tan fecundo no es una reliquia que enterrar sino un faro, que sigue sirviendo para alumbrar las incertidumbres que plantean nuestro presente y el futuro inmediato que vamos a afrontar.