Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Myanmar, la antigua Birmania, acaba de estrenar Gobierno. Unas elecciones democráticas han puesto fin a una dictadura militar que ha sometido al país durante más de cincuenta años. El nuevo Ejecutivo cuenta con la presencia de Aung San Suu Kyi, la histórica líder de la oposición y Nobel de la Paz. Esta mujer, destacada luchadora por la libertad en su país, ocupará el cargo de Ministra de Relaciones Exteriores, Educación y Energía, al tiempo que dirigirá el Gabinete de Gobierno. El líder de la minoría católica, el Cardenal Charles Bo, ha dicho que Myanmar tiene ante sí el reto de promover la reconciliación y construir la paz, después de decenios de guerra y enfrentamientos civiles. Los desafíos no son pocos: luchar contra la pobreza, contra el tráfico de seres humanos y de drogas, fomentar la educación para todos y asegurar la asistencia sanitaria. Otro capítulo importante es la libertad religiosa; urge garantizar los derechos de las minorías, ante una suerte de nacionalismo budista que ha ganado terreno en los últimos tiempos. Como sea, la historia ha dado una oportunidad a este país del sudeste asiático. La democracia no supone la solución mágica de ningún problema, pero permite que los problemas se afronten en libertad, al tiempo que garantiza a los ciudadanos un marco de participación activa y responsable.