Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los datos ofrecidos por el informe del Instituto Nacional de Estadística sobre natalidad en el primer semestre, consolidan la tendencia hacia lo que algunos especialistas califican como una catástrofe demográfica. La reducción de nacimientos por encima de lo que se preveía, el envejecimiento de la población, el aumento de la tasa de abortos y el freno de la reposición migratoria apuntan a una sociedad incapaz de sostener el sistema de bienestar. La voluntad política de un plan de apoyo integral a las familias y a la natalidad debería ser compartida por los principales grupos parlamentarios. Dentro de los muchos acuerdos de Estado deseables, el de las políticas de apoyo a la natalidad debiera ocupar los primeros lugares.Pero tal como ha señalado el presidente de la Fundación “Renacimiento Demográfico”, Alejandro Macarrón, en los micrófonos de “Herrera en la COPE”, el problema demográfico no tiene que ver sólo con la crisis, el paro y las dificultades económicas y sociales. Países con altas tasas de desarrollo económico no se caracterizan por un repunte en la fecundidad. Los planes de apoyo a la natalidad son necesarios pero no suficientes. El problema de fondo es de naturaleza cultural y moral: cuando no está claro el valor de la vida y no existe una esperanza cierta, no se desea tener hijos. Sería necesario un cambio de mentalidad para reconocer que los hijos no son una carga sino una nueva oportunidad de esperanza en la vida, que hace posible la estabilidad personal y social. Éste es un gran reto paso sustentar el futuro de todos.