Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hoy se celebra en Estados Unidos el conocido como “Supermartes”. Catorce de los cincuenta estados del país celebran primarias. Es prácticamente seguro que el candidato republicano a las elecciones presidenciales va a ser Trump. En enero de 2021, cuando se iba a hacer oficial la victoria de Biden en las elecciones, una turba asaltó la sede del poder legislativo. Todos los indicios apuntan a que fue el propio Trump el que animó el asaltó y cuestionó los resultados. Fue un hecho inédito, y los republicanos se distanciaron de Trump. Pero con cada uno de los procesos judiciales que ha tenido que encarar su popularidad ha ido creciendo. Casi tres de cada diez estadounidenses, dos de cada tres votantes republicanos, siguen creyendo que a Donald Trump le robaron las elecciones.
En su primer mandato Trump tuvo entre sus colaboradores en el ejército, en el FBI y en la Fiscalía general a personas que le frenaron cuando quería cometer ciertos abusos. En un nuevo mandato esas personas desaparecerían. En política exterior es muy probable que Trump acabase o disminuyera las ayudas a Ucrania para hacer frente a la invasión de Rusia, que se acercase a Putin, que se desentendiera de sus aliados de la OTAN, que practicara una política de proteccionismo comercial y que se enfrentara a la Unión Europea.
El drama es que tanto demócratas como republicanos se muestran incapaces de encontrar candidatos capaces de coser las heridas del país, de representar la base de valores comunes sobre la que se ha edificado la nación.