Periodismo, testigo y mártir del terror

"Yo mato porque me obligan y si no mato me matan". Esta es la cadena genética a la que están sujetos los grupos radicales islamistas, quienes se han impuesto un ADN (Aniquilación, Destrucción, Notoriedad) con el que pretenden la instauración del anhelado Califato Islámico.

Esta idea expansionista del Califato no es otra que la de imponer la ideología radical de un islamismo al resto del mundo y recuperar el dominio político y religioso de los continentes a través de la violencia y el terror.

Y es que el terror, mutliplicado por youtube y masificado por las redes sociales se ha convertido en una herramienta muy eficaz de amenaza a Occidente o al menos para bloquear cualquier acción conjunta que erradique el terrorismo. Así lo demuestra la última proeza del Estado Islámico con el vídeo de la muerte del periodista James Foley.

Cuando informar se trata de jugarse la vida, un profesional asume el riesgo y en esas circunstancias prevalece contar la verdad por cruel que sea y a pesar del peligro que supone. Muchos periodistas como Foley, siguen hoy luchando por contar las atrocidades que se cometen en el mundo, son los ojos de todos en los lugares más peligrosos y la fuente fidedigna de los problemas acechan al ser humano. Y cada vez más este oficio de informar se ha convertido en un objetivo del Estado Islámico, los informadores pasan de testigos a mártires y rehenes políticos.

En la Mañana de COPE, Gervasio Sánchez, periodista todoterreno, ha explicado que la historia se repite: "Lo que está ocurriendo no es diferente. En 2004 estaba en Bagdag y en aquel momento los videos eran de peor calidad pero las decapitaciones eran lo mismo". El problema, apunta, es que "este grupo es minoritario, marginado del conflicto que se han financiado muy bien, se han armado y han impuesto una ley brutal que quien no la acepta muere".

Además el periodista ha tenido la oportunidad de hablar con el entorno cercano de James Foley y tralsda que ha sido un golpe durísimo. Precisamente por ello, este hecho, indica Gervasio sánchez,"después de conocer las cifras de periodistas muertos, hay que seguir creyendo en los valores firmes del periodismo".

Por su parte Haizam Amirah-Fernández, investigador principal del mediterráneo y del mundo árabe del Real Instituto Elcano, coindice en La Mañana de COPE que "se ha tardado mucho en actuar y se han tomado decisiones equivocadas durante mucho tiempo con respecto a las pretensiones de los radicales". Advierte además, que la situación en Siria es extensible al resto del mundo, "se ha hecho un diagnóstico equivocado sobre lo que significa luchar contra una ideología y el terrorismo islámico".

Haizam Amirah-Fernández ha aclarado que existen 1.400 millones de musulmanes y que estos grupos pequeños juegan con la ventaja de tener un gran impacto, "no es cuestión religiosa son un caldo de cultivo de extremistas y el mayor número de sus víctimas son musulmanes que no siguen su visión radical". Pero a la creación de estas ramas terroristas hay que añadir el marco en el que surgen. En este sentido, el experto apunta a que existe una guerra fria en Oriente Medio: "por un lado Arabia Saudí, con una versión de la religion musulmana muy ultraconservadora, y por otro lado el bloque de la republica islámica de Irán, que están en una guerra por delegación con distintos focos".

Fallido el diagnóstico por parte de Occidente, la solución se encuentra en el propio problema, según indica Haizam Amirah-Fernández, "Es un problema de base política y la política tiene la solucion".

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