Vientres de alquiler en España ¿basta con la actual legislación?
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Frente a quienes como Ciudadanos reclaman que se regule en nuestro país la realidad de los vientres de alquiler, expertos en bioética y juristas-autores del libro “La Maternidad Subrogada. Qué es y cuáles son sus consecuencias” consideran que la legislación actual es suficiente.
¿De qué leyes estamos hablando?
Se trata de la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida además de dos resoluciones del Supremo de 2015 que en línea con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos hace que los contratos por el cual una madre gesta un hijo para otra persona son nulos de pleno derecho en nuestro país y solo se pueden reclamar como propios si hay vínculos biológicos entre el padre contratante y el hijo.
¿Qué es la maternidad subrogada?
La maternidad subrogada implica el nacimiento de un niño que es gestado por una mujer ajena a quien o quienes desean tener un hijo. Puede tratarse de una pareja con problemas de fertilidad, una mujer sola, un varón solo o una pareja del mismo sexo.
¿Es real la maternidad subrogada altruista?
Para los autores del libro “La Maternidad Subrogada, qué es y cuáles son sus consecuencias” el altruismo en la realidad de los vientres de alquiler es una trampa según subraya Marta Albert que señala que, salvo en casos contados, “no es solidaridad porque lo que se hace es un contrato, se contratan packs unos más baratos y unos más caros por ejemplo si la donante es caucásica pues más caro y si no lo es pues low cost”.
La realidad que está detrás de la maternidad subrogada, altruista o comercial, aseguran es una compraventa en la que intervienen agencias interancionales especializadas que mueven un negocio millonario de las que según señala Albert las mujeres gestantes perciben menos del 1 por ciento.
Desde el Movimiento Stop Subrogacy Now, que lucha por la prohibición en todo el mundo de la maternidad subrogada, estiman que el porcentaje que se lleva la madre de alquiler con respecto al coste total es muy variable y lo sitúan entre el 15 y el 25 por ciento en Estados Unidos siendo bastante menos en Asia o Ucrania.
Marta Albert pone Grecia como ejemplo donde el Gobierno ha fijado por ley un tope de 12.000 euros como compensación para cualquier mujer que se preste a ser vientre de alquiler. El resultado es explica “que muy pocas mujeres se quedan embarazadas por ese dinero y recurren a otras que en Rusia sí lo hacen por ese importe”.
Más que libertad esclavitud para las mujeres
Esta mercantilización del cuerpo de las mujeres, la explotación de muchas de ellas en granjas y los problemas éticos que surgen sobre este uso y los bebés que nacen de esta forma, rechazados en ocasiones si no cumplen con las condiciones con las que se hizo el contrato o si tienen alguna enfermedad son para los autores del libro la prueba de que este negocio, al igual que la prostitución, esclaviza más a las mujeres de lo que las libera. Hace recaer todas las obligaciones sobre la mujer gestante, que es la parte débil, y los derechos a las agencias y a los contratantes.
Todo sin contar con aspectos biológicos de la maternidad explicados por Natalia López Moratalla. Entregar a un niño gestado va en contra asegura de las leyes de la naturaleza ya que durante la gestación hay muchos aspectos biológicos y psicológicos que entrelazan al bebé y su madre de forma que en el segundo trimestre un simple análisis de sangre de la madre revela células fetales. Al final y según esta experta en neurociencia, la mujer se ve obligada a convencerse mentalmente de que esos lazos no existen y a soportar después las consecuencias que, para ella, tendrá la entrega de su hijo.
¿Y los hijos?
La maternidad subrogada plantea según estos especialistas problemas éticos y se ha llegado a dar el caso de que un bebé con 5 padres (los genéticos, los comitentes y la madre gestante) es declarado huérfano porque finalmente nadie asume quedarse con él. No todos los casos son así pero la industria de la reproducción, insisten, priva a muchos de estos niños de su patrimonio familiar y genético.
Un combate global
Algunos países han legalizado la maternidad subrogada y otros están en vías de hacerlo pero son en ellos, por ejemplo en el Reino Unido, donde según los autores de “La maternidad subrogada” se producen más contratos con mujeres fuera de su territorio para quienes pueden costearlo.
Actualmente el precio para de una gestación subrogada oscila entre los 30.000 y los 100.000 euros.
Al tratarse de un auténtico mercado mundial, el hecho de que no sea legal en España es, subrayan, una cuestión más moral que de otro tipo y la lucha contra esta práctica que cosifica a mujeres y niños debe de ser mundial. Hay países que están en ello como Suecia e Italia y según constatan aquí el combate no es entre católicos y el resto del mundo. De hecho la izquierda, no solo en España, se opone a la gestación subrogada por considerarla también una forma de explotación de la mujer.